sobre el volcán

Atajar los problemas de seguridad

El alcalde de El Paso, Sergio Rodríguez, lanzaba estos días un mensaje de prudencia a los vecinos de su municipio ante una escalada de robos que está cometiendo en la localidad un grupo de individuos. Pese a que son detenidos, al parecer, a los pocos días salen en libertad, debido a la escasa cuantía de los robos, y vuelven a las andadas. Conozco el caso de una persona mayor de ese municipio, que vive sola y en un lugar relativamente apartado de otras casas, que sufrió la actuación de esta panda de delincuentes que tienen en jaque a todo un pueblo. Es indignante esta actitud cobarde y vil, que se aprovecha de la debilidad de los otros para apropiarse de lo que ha costado conseguir durante una vida de trabajo, esfuerzo y sacrificio. Y es muy difícil mantener la serenidad y la calma cuando suceden estas cosas y, encima, hay claras sospechas de quiénes han delinquido. Pero tomarse la justicia por la mano no debe ser la solución, pese a que en muchas ocasiones llegue uno a dudar de la eficacia de la acción de los tribunales o de la legislación. Creo que una buena solución sería que estas personas devolvieran a la comunidad el daño que realizan, con trabajos en beneficio del pueblo. Una medida reparadora y creo que más educativa que simplemente sacarlos de circulación durante un determinado espacio de tiempo.

Con la cantidad de suelo sin cultivar que hay, no estaría mal que aprendieran lo que significa ganarse el pan con el sudor de su frente y no el de los otros. Parece claro que El Paso requiere de una mayor seguridad para sus vecinos. Reforzar los efectivos de la Guardia Civil y la Policía Local debe ser una de las medidas prioritarias para proteger a los ciudadanos y sus bienes. Ahora viene la fiesta del Carnaval y es muy probable que los amigos de lo ajeno aprovechen las circunstancias para incrementar sus fechorías. También es cierto que por mucho que aumente la dotación policial es imposible garantizar plenamente la seguridad en el municipio, especialmente en un territorio donde la población está muy diseminada y hay muchas viviendas o terrenos aislados. Varios meses atrás, empresarios del sector del turismo rural, en la zona del Valle de Aridane, denunciaban públicamente el incremento de robos a turistas que se alojaban en este tipo de establecimientos, especialmente en la zona de Todoque y Las Manchas. Una circunstancia que venía repitiéndose con cierta frecuencia y que estaba haciendo daño al propio sector. Recientemente, la Guardia Civil detuvo a una pareja por un caso de esta naturaleza. La coincidencia en la denuncia pública de ambos casos, pone de relieve que existe un problema y no casos aislados, que requiere de soluciones, antes de que alguien decida tomarse la justicia por su mano y el problema, entonces, termine por ser una desgracia. La Palma es una isla segura y es uno de los valores de los que puede todavía presumir como un factor atractivo no sólo para quienes vivimos en la isla sino también para los que la visitan. Una imagen que no se debe deteriorar.