tribuna villera

Con doña Valentina, en Sabinosa

Cuando nació Valentina Hernández Rodríguez la isla de El Hierro era municipio único, Valverde. No sabemos si fue en 1889 o en 1891, pero lo que sí está claro es que vino al mundo un 9 de enero. Valentina tuvo que esperar a 1911 para que su pueblo natal, Sabinosa, se incorporase a La Frontera, segundo municipio de la isla de los bimbaches. Pero doña Valentina no pudo conocer en 2007 el tercer municipio herreño, El Pinar, porque se marchó a los cielos del meridiano cero en 1976, a cantar y tocar el tambor. Lo que sí vivió doña Valentina, una hábil comadrona y una mujer con sentido común, fue la guerra española, el pozo de la salud, el reparto del Cres en lo alto de la Dehesa Comunal. Conoció al capitán general Serrador, al general Vallabriga que nació en La Habana, y al ingeniero de montes tinerfeño don Leoncio Oramas. También al sobreguarda forestal Zósimo Hernández y al periodista Padrón Machín. Vivió la seca de 1948 y la crisis del Fausto cuando los palmeros traían en barco plantones de plataneras desde el valle de Aridane para hacerlos crecer en El Golfo.

Entonces era la época, como bien dice otro cubano enamorado de El Hierro, Juan Carlos Sánchez, de cuando doña Valentina se había convertido en la voz que arrullaba a los herreños. Su marido Esfrás Ortiz lo podría certificar en esas noches eléctricas que se vivían en Sabinosa cuando se comía el potaje de barasa y se bebían los vinos blancos, casi oro, que se sacaban de las viñas más antiguas de Canarias. Asimismo cuando faltaba agua de la fuente de Mencafete, y el alcalde del pueblo, el amigo Longino Morales, exigía al militar Vallabriga el cumplimiento del contrato sobre las aguas del pozo de la salud. Un tratamiento saludable que le gustaba mucho a la gente de Las Palmas de Gran Canaria. Cuando visitamos la isla de El Hierro por primera vez, en los carnavales de 1969, hacía frío y llovía mucho en la isla de los bimbaches. Habíamos ido con la Peña Baeza a conocer, de la mano del profesor y amigo Telesforo Bravo, los recursos naturales y culturales herreños, y lógicamente no podía faltar la visita a doña Valentina en su pueblo natal. Hasta allí acudimos para conocer a aquella legendaria mujer, todo un icono de la música y del folklore de Canarias que fue bien estudiada por el profesor Manuel Lorenzo Perera y cuya voz fue plasmada por el editor Manuel García Mato bajo los auspicios de la Unesco. Pocos años después dejó de tocar el tambor herreño, pero aún recuerdo nuestro encuentro emotivo con doña Valentina en Sabinosa. Sobre todo cuando cantaba El Baile del Vivo y El Tango Herreño. Hoy solo quedamos dos.