economía

Cultura y empresarialidad

Un clásico que sigue estando muy presente en la sociedad actual es la abierta indiferencia que sienten muchos intelectuales, cuando no hostilidad, hacia el sistema de libre mercado o capitalismo. Las razones son diversas y apenas en este espacio podemos sugerir los ensayos sobre el particular de autores como Friedrich Hayek, Robert Nozick, Bertrand De Jouvenel o Jesús Huerta de Soto. Pero es cierto que la crisis ha obligado a muchos a revertir sus iniciales prevenciones y a tratar de configurar modelos de negocios que permitiesen subsistir a sus actividades creativas. La música, el cine o la edición se han visto fuertemente sacudidas por una caída en el consumo pero también por un cambio en los patrones de los individuos. En su día, los fabricantes de sombreros se vieron obligados a modificar sus negocios cuando llevar cubierta la cabeza dejó de ser considerado un signo de estatus. Es la misma lógica que han seguido muchos autores que se han visto en la tesitura de convertirse en empresarios. No parece que haya nada malo en ello ni que la incesante creatividad de muchos se vea interrumpida. Es el caso de Suso Saiz, un veterano compositor y productor musical que estrena mundialmente su obra Agua en el Teatro Leal de La Laguna los próximos días 9 y 10. Todo ello, gracias a la colaboración de la empresa Hidráulica que inserta el patrocinio en su programa de Responsabilidad Social Corporativa

-Mire que le cuesta a los artistas considerarse empresarios…

“Sin embargo lo somos todos, somos el producto y la empresa. Luego hay varias condiciones que nos aproxima a ese mundo, nuestros seguros autónomos, las leyes, los compromisos o que sufrimos por igual los defectos de la legislación. Por ejemplo, tenemos una actividad impredecible, similar a otras, pero con la particularidad que nuestros ingresos son irregulares. Pese a ello el seguro autónomo es regular, tengamos o no ingresos. Espero que esto cambie más pronto que tarde, particularmente porque es algo excepcional entre los países de nuestro entorno”.

-Usted mantiene una actividad incesante.

“Divido el trabajo en dos facetas. La primera, a su vez, la de la composición musical la subdivido en dos. Por un lado, la de todo artista, más íntima y privada que desarrollo por necesidad personal. Por otro, la de encargo, que es la más empresarial y que me permite atender aquello que me solicitan, sean bandas sonoras de películas, publicidad o similares. Después llevo muchos años como productor o director musical de muchos artistas y he participado en más de 400 discos. Es un negocio que se ha transformado enormemente, aunque esto es un eufemismo, en realidad desapareció con la irrupción de Internet y la posibilidad de escuchar música gratis. ¿Qué pasaría con Ford si hubiese unos concesionarios regalándolos en el centro de la ciudades a pesar de que tenga sus costes?”.

-Le cambio el sentido de la pregunta, ¿qué pasaría si Ford siguiese vendiendo el modelo T en negro, que es lo que ocurrió hasta 1927?

“Claro, lo entiendo. El sector estaba muy consolidado pero sin variar apenas nada en 40 años, lo que es sorprendente. Ahora todo son llantos y crujir de dientes pero en realidad es sorprendente que en todo ese tiempo no se tomara nota de lo que ocurría. Pesó el inmovilismo y muchas de aquellas empresas han desaparecido o se han tenido que reinventar”.

-Usted también lo hace, supongo

“Se ha alterado radicalmente la producción de objetos musicales (ya no se puede hablar de discos), las formas en que se consume la música grabada. Todo se ha abaratado, los costes mucho, los ingresos también porque todo se ajustó. La tecnología que provocó el terremoto ha permitido que todos podamos trabajar desde casa, lo que hace que hayan desaparecido millares de estudios en el mundo. Antes eran espacios que estaban llenos de objetos, aparatos útiles y hoy los hemos sustituido por un ordenador en nuestros hogares. Todo esto ha tenido impacto también en el empleo, ha sido demasiado drástico. Pero pese a ello, soy optimista”.

-Vemos de forma continua que vivimos un proceso de desintermediación. Aquellos que no aportan valor, quedan descolgados y parece evidente que en la industria musical había muchos.

“Se reaccionó tarde pero las cosas se han ido normalizando poco a poco. Nadie compra ya discos pero ahora se pueden comprar servicios musicales en línea por streaming a grandes compañías. Ellas canalizan el consumo, cobran una cuota y pagan al autor. Esto tiende a despejar el futuro, permite que vuelvan los flujos para los autores aunque se vuelve a producir una división entre esos grandes operadores y los pequeñitos que se resignarán a buscar huecos en mercados residuales”.

-En ese escenario, ¿cómo convive?

“Confío en la ley de la oferta y la demanda, estoy sujeto a ella como cualquier otro empresario y sé que cuento con un producto que tiene una determinada calidad. Lo cuido y esfuerzo para que siga en precio y que cada vez sea mejor. Tengo una marca consolidada en el mercado, llevo muchos años en él. Lo que ocurre es que a la gente le gusta lo nuevo, siempre lo más reciente parece lo mejor y es por ello que procuro estar al día”.

-Para las personas que viven de la creatividad, ¿la incertidumbre que se genera en una etapa de crisis no les viene peor?

“La creatividad es cierto que necesita de seguridad, la falta de ella hace que te afecte. Es difícil que salgan obras brillantes si tienes que pensar en ochenta cosas que te agobian. Pero lo solventas con tu conocimiento del medio, dejas atrás ideas que no por ser viejas son más acertadas. Los artistas entendíamos que dedicarte a la parte comercial de tu obra era algo así como mancharte las manos y eso hoy me parece inconcebible”.

-Estrena Agua en Tenerife, una obra que patrocina Hidráulica dentro de sus acciones de Responsabilidad Corporativa. ¿De qué va?

“La relación que mantenemos con el agua es bastante obvia pero quise siempre trabajar con esa idea. Encontré, además, un ensayo sobre la memoria del agua y me impresionó saber que se puede descubrir el recorrido de una molécula de agua. Así que es leivmotiv poético sobre el que reflexionar, el agua es eterna aunque se transforma. La historia de la humanidad puede estar en un vaso de agua. Y eso es lo que haremos, reflexionar -que es algo que cada vez hacemos menos- sobre la belleza y el agua durante algo más de una hora”.