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Desde la vida para la vida

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Un año entero de festejos para celebrar un aniversario importante: los 75 años del colegio Nazaret, en Los Realejos, regentado por las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, en el que se han educado muchas generaciones de vecinos.

El centro educativo es una referencia porque ha sido de los primeros en aplicar las inteligencias múltiples, la innovación tecnológica y las metodologías activas. También trabaja con metodologías activas, una oferta de asignaturas que incluye el ajedrez, clases en inglés, atelier en Infantil, robótica, incluida en el currículo y en actividad extraescolar, y estimulación temprana, por citar algunos ejemplos.

Tiene el sello de calidad educativa y sus alumnos han ganado numerosos premios como emprendedores sociales y jóvenes investigadores. Pero además, han participado en proyectos como Design for Change, una iniciativa nacida en la India a la que se adhirió el colegio, cuyo objetivo es ofrecer a niños y jóvenes la posibilidad de poner en práctica sus propias ideas para cambiar el mundo partiendo de su propio entorno. Una canción creada por los estudiantes de Primaria en la que se hablaba de la importancia de enseñar valores, fue elegida en 2013 para la conferencia que se celebró en el país asiático ese año al que viajaron dos alumnas.
La comunidad educativa está compuesta por 35 educadores y 705 alumnos. Una gran familia cuyos miembros se colapsan de lunes a viernes a las ocho de la mañana en la calle El Sol. Primero lo hacen los mayores y luego, los más pequeños.

Justamente, sus responsables recalcan que si algo define al colegio es la palabra familia. Por eso, el objetivo que se marca el profesorado es educar el corazón y las inteligencias de todo niño y joven y prepararlo desde la vida para la vida. Sobre todo, añade su directora, Pilar Yusta, “cuando el futuro es muy incierto”.

Cambiar la sociedad

Por eso, su proyecto educativo está dirigido a la personalización del aprendizaje de cada alumno, a facilitarle el desarrollo de todas sus inteligencias y a ofrecerle la formación integral necesaria para que sea capaz de orientar su conocimiento hacia la excelencia académica, social y espiritual que le permita cambiar la sociedad a la que pertenecen.

En los próximos años, el centro se marca varios retos. Pilar Yusta asegura que por un lado está la mejora de la infraestructura, con el fin de adecuar los espacios a la nueva manera de enseñar y aprender. Por otro, la formación de la comunidad educativa. Y el más importante, la transformación del rol del alumno, para que sea el protagonista del aprendizaje. “Apuntamos a un alumno que decida más y que tome sus propias decisiones en procesos más personalizados”, declara.
La escuela se ha preparado durante todos estos años para una renovación constante y lo ha conseguido. Por eso, Yusta cree que esta efeméride merece celebrarse por todo lo alto y durante todo el año. Así, se preparan encuentros con exprofesores y exalumnos, los estudiantes actuales y las familias, que culminarán con un gran acto el 8 de diciembre.

El puntapié de los festejos fue en diciembre en el Ayuntamiento realejero cuando una comitiva del centro fue recibida por el alcalde, Manuel Domínguez, quien esperó que el legado en valores y educación del Nazaret se mantenga, al menos, otros 75 años más.

Un poco de historia

La Congregación de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret llegó a Tenerife en 1937, en plena guerra civil y fundó su primer colegio en Güímar. Al acabar la guerra, el Ayuntamiento de Los Realejos se implicó en la creación de una escuela de calidad para el municipio y después de alguna búsqueda, se optó por solicitar a las Misioneras de Nazaret que asumieran ellas la nueva escuela. Fue Miguel Cedrés Borges, alcalde de esos años, el auténtico promotor. Junto con el párroco de la iglesia de Santiago Apóstol, Carlos Delgado, en 1939 se trasladaron al Obispado de Tenerife para pedir la presencia de una comunidad religiosa en Los Realejos. No sólo hicieron la petición al obispo sino que se desplazaron a Güímar para requerírselo directamente a las religiosas. Dos años más tarde el sueño se hizo realidad. El 6 de diciembre de 1941 el obispo Fray Albino González Menéndez-Reigada dio su consentimiento para fundar casa en el Realejo Alto. Dos días después salía de Güímar la primera comunidad del Colegio Nazaret de los Realejos, formada por las hermanas Carmen Alujas, Montserrat Artigas, Isabel Roca y Candelaria García. Las acompañaba la superiora general Pilar Mas. Fueron recibidas con entusiasmo por las autoridades civiles y eclesiásticas del momento, además de un gran número de personas. Ese mismo día abrieron matrícula y al poco tiempo se inscribieron cien niñas cuyas familias solicitaban enseñanza secundaria. Inicialmente, el colegio se instaló en una casa particular en la calle del Medio. En 1945, las religiosas pudieron trasladarse a la calle El Sol y dos años más tarde, 1947, se abrió la segunda enseñanza. Durante varios años el centro educativo no cesó de crecer. Con el consentimiento del Ayuntamiento se construyeron pabellones, aulas y canchas. Sin embargo, la comunidad educativa subraya que más que en nuevos espacios el Nazaret creció en alumnado, calidad, en proyección social y se convirtió en cuna de numerosas vocaciones religiosas. El 8 de diciembre de 1991 el Colegio celebró sus 50 años recibiendo la Medalla de Oro del Consistorio. Fue el alcalde de ese momento José Vicente González Hernández, quien entregó la medalla a su “querido colegio” pues fue también exalumno del centro.