A veces soy humano

Una de dibujos

Con el paso de los años perder la inocencia parece una obligación involuntaria a la que estamos sometidos. La candidez, la sorpresa, la emoción, esa piel de gallina o los cachetes ruborizados eran algunos de los efectos que sufrías cada vez que traspasabas una nueva frontera en el camino de madurar. Durante una buena época de la vida estamos diseñados para vivir muchas primerasveces. Estrenos que nos emocionan en el tránsito de esa escalera que utilizamos para hacernos mayores pero que, según muchos expertos, se extinguen con el paso de los años, casi en un camino paralelo a la ilusión no informada de la infancia. Siempre resulta positivo aterrizar sin contratiempos en el territorio de la realidad, aunque lleguemos a ese lugar empujados por el viento de cola de los deseos inalcanzables. No estamos ante un alegato contrario a los sueños, más bien a una reflexión con los pies en el suelo y las esperanzas intactas, lejos, pero intactas. Por eso, observando el circo que rodea nuestras vidas, me preocupa como personas adultas, se supone que responsables, con experiencias, formación y que, en aras de la democracia, nos representan sean protagonistas de espectáculos lamentables entre el quiero y no puedo.

Basta de triles, órdagos, envites, apuestas, desafíos de esquina, faroles y escondites. No jueguen con las ilusiones de muchos ciudadanos de este país que únicamente pretenden que las cosas funcionen, que ustedes enarbolen la bandera de la honestidad, que se renueven, cambien las formas, usen la política para mejorar las condiciones de vida y un futuro digno para todos. Pero como todo no debe ser una reprimenda articularia, va un consejo. Recuperen la ilusión sensata, desintoxíquense de la política partidista y rescaten las sensaciones de quien hace algo por primera vez en su vida. Como no creo que tengan a bien hacerme caso me voy a empapar de aquellas series de dibujos animados que veía de niño en los años 80, no vaya a ser que se me contagie la mala sombra y la bronca perpetua que acompaña a nuestros representantes. Prefiero a Los Picapiedra, Mazinger Z, El oso Yogi, El lagarto Juancho, Hong Kong Phooey, Vickie el vikingo o a la excelsa Pantera Rosa antes que a los protagonistas de este culebrón inacabable de la politiquilla española de principios del siglo XXI.
@felixdiazhdez