reflexión

Generación Alicia – Por Juan Pedro Rivero

Alicia en el país de las maravillas, sí. A la protagonista de este cuento infantil me refiero. Y lo hago otorgándole la posibilidad a la muchachita a dar nombre a la generación que ha nacido en la era de las redes sociales, de Facebook, Twitter y compañía. Lo cierto es que lo oí por casualidad y sin explicación una mañana en la radio. No he vuelto a escuchar nada del tema. El síndrome de Alicia es ya conocido y tiene una raíz neurológica vinculada a algunos casos de migraña, caracterizado por la distorsión de los tamaños de los objetos en relación a su cuerpo. Como Alicia al ver cómo su cuerpo crecía y su padre iba reduciendo su tamaño provocándole sorpresa.

Una de las características de las redes señaladas es la de colocarnos ante la realidad virtual de tal modo que, si no estamos atentos, se desvirtúa la percepción de nuestro propio tamaño. Ni nos siguen todos los que lo indican, ni son amigos todos los que se señala. La realidad se achica a la vista superficial de los post que se van sucediendo sin pausa, sin calma, sin criterio. Sobrevaloramos la realidad que, por otro lado, se ha empequeñecido digitalmente. Miramos hacia abajo, hacia la pantalla pequeña, como si nosotros fuéramos un gigante descomunal. Pero es sólo un espejismo. Como Alicia, nos vemos crecer. Y en la palma de la mano tenemos el mundo empequeñecido. Es un juego, un entretenimiento, es un cuento…

Un ejemplo: no es lo mismo contemplar el proceso de transición a la democracia en España en una enciclopedia de historia contemporánea, que en un vistazo sobre la Wikipedia. Todo se empequeñece en la imagen de la pantalla, y parece que no hubo dificultades grandes y esfuerzos múltiples. Y nos engañamos. Porque no medimos la verdad de nuestro tamaño creyéndonos gigantes inexistentes. Un siglo no cabe en dos números romanos. El pasado siglo es algo más que X y X. Fueron cien años duros, de cambios profundos y acelerados.
Motores más pequeños, discos duros más pequeños; mayor potencia, mayor capacidad. Las proporciones nos engañan. Podemos despertar de tantos cuentos en los que la rápida superficialidad en la que estamos instalados nos sitúan. Y si vamos a ser como Alicia, que despertemos pronto, de súbito, como ella al caer por el hueco de la conejera. En todo caso, sólo somos enanos a hombros de gigantes. Es todo lo contrario.

@juanpedrorivero