
Los laguneros parques de La Constitución y de La Vega se han quedado sin cafeterías. En concreto, los dos negocios llevan cerrados y sin funcionar desde hace aproximadamente unas tres semanas, al acabar las fiestas de Navidad.
Según explicaron desde el área de Parques y Jardines del Consistorio, la actual concesión de la explotación comercial de estos espacios había finalizado y la empresa adjudicataria, Pastelería El Carmen S.L, no quiso renovar. La concesionaria manifestó ayer que la decisión se debió a que “tenemos nuestras empresas aparte y queremos dedicarnos a mejorar los negocios a los que nos hemos dedicado toda la vida, así que decidimos irnos y dejarle la oportunidad a otra empresa”.
Por ello, desde el Ayuntamiento anunciaron que se reiniciará el expediente para volver a sacarlo a licitación pública y que se está valorando que incluya mejoras en las instalaciones.
El inmueble de la cafetería del parque de La Vega, de unos 200 metros cuadrados y que ha sido dañado recientemente con pintadas vandálicas, está ubicado en el centro del recinto, rodeado por el lago y se accede a él por cuatro puentes. Salvador, de 61 años, suele venir al parque con su nieto y considera que “claro que es necesario” que haya una cafetería en la zona porque la gente suele sentarse “a tomar un café o refresco”. “Es verdad que por la mañana suele estar más vacío, pero por la tarde sí que suele venir más gente”, contó.
Por otra parte, un grupo de operarios municipales del Plan Emplea está realizando en estos momentos tareas de mejora y acondicionamiento del parque y su inmobiliario urbano, como los bancos y los distintos elementos del parque infantil.

Mientras, la cafetería del parque de La Constitución, que también ha sufrido pintadas en su fachada, se sitúa en un local que fue rehabilitado en el pasado año 2003 y contaba con una terraza exterior. “El cierre se ha notado porque siempre había gente, le daba vida al parque, lo echamos de menos y espero que abra pronto”, señaló Claudia, de 35 años, quien suele acudir al parque casi todos los días con su pequeña “a pasear y siempre tomábamos algo, y mi hija les pedía pan para los patos”.