En la carrera

Paz

Nunca ha existido la paz, es lo que los alumnos de 1º de Bachillerato del Colegio Virgen del Mar me han apuntado para que comencemos este comentario dominical, que normalmente elaboro con ellos, coincidiendo con la última columna del mes en nuestro DIARIO DE AVISOS. Es una evidencia, no viene en nuestros genes, está claro que no hemos sido creados para estar de acuerdo unos con otros. Lo negativo repele a lo negativo, y lo positivo a lo positivo, los polos opuestos se atraen. ¿No deberíamos los humanos copiar esta ley física? O por lo menos intentar no crear más agresividad, conflictos, enfrentamientos, confrontaciones.

Hablamos siempre de una paz abstracta, alejada, desconocida, atemporal, etcétera. Y una guerra que se siente lejana, distante, en otros horizontes, continentes. Fíjense, lo sucedido en París, ya parece que ocurrió hace dos siglos. Comenzamos 2016 sufriendo muertes por violencia de género. Han ocurrido hace tan solo unos veinte días, y ya forman parte de los anales de la historia de nuestra humanidad. Todo lo malo pasa. La paz parece algo deseado, pero algo por lo que no es necesario dar el primer paso para llegar a ella. Lean esta comparación: “Vamos, la paz es como la Lotería de Navidad, que todos deseamos que nos toque, pero no todos compramos el boleto para lograr el premio”. Todos los años celebramos la Paz, esta semana, en la mayoría de los colegios e institutos, se organizarán diferentes actos para conmemorarla, coincidiendo con el recuerdo de la muerte de Gandhi. Es lo mismo que cuando llega el 31 de diciembre o el 1 de enero, y nos hacemos los propósitos para el nuevo año. Todos el día 1 de enero decimos que vamos a intentar tener una mejor alimentación, bajar de peso, y demás, sin embargo el 10 de enero volvemos a mirar para otro lado y donde dije digo, digo Diego. Con la paz ocurre lo mismo, en los actos escolares nos repetimos la importancia de trabajar por la paz, pero pasado el año todo se queda en palabras y las palabras se las lleva el viento. Quizás ha llegado el momento de adquirir propósitos más cercanos y posibles para el año nuevo y mirar por buscar la paz en cosas más cercanas a nosotros. La paz es algo para 365 días y para buscar a nuestro alrededor.