ACABO DE LLEGAR

Pensamientos seniles (IV)

En el teatro de la vida, los actores de cada día no contamos con la ayuda del apuntador. Así nos va.
Tengo entendido que don José Zorrilla, famoso dramaturgo del siglo XIX, se dio a conocer leyendo un poema en el entierro de Larra. ¿Vale ejercer cualquier cometido en cualquier lugar?

Las personas superenteradas en temas de educación afirman categóricamente que si a un niño se le califica con un cero en los primeros cursos de sus estudios, quedará traumatizado para cursos posteriores. Durante mi carrera coseché varios ceros en Matemáticas y Latín. ¿Por qué no estaré yo traumatizado?

Estoy tan anticuado que, a pesar del tiempo transcurrido, sigo practicando ese juego de cederles la acera a las señoras y a los ancianos.
Los verbos ser y estar son copulativos. Se equivocan quienes piensan que estos verbos se pasan la vida protagonizando escenas eróticas.
Si es cierto eso de que el corazón es nuestro órgano vital, no se concibe que lo tratemos, un día y otro, como al pito del sereno.
Hay por ahí ciertos políticos que tienen como libro de cabecera El príncipe, de don Nicolás de Maquiavelo, a quien Dios tenga en su santo seno.

Si los señores Goya y Velázquez resucitaran, ¿creen ustedes que se atreverían a firmar como propio el árbol de Guernica?
Porque un hombre exhiba mucho su cartera ante el público, no se debe colegir de ahí que tiene ansias de ser ministro.
Toda vaca sufre al ser ordeñada porque la entristece que, con su leche, lejos de alimentar a sus hijos, se alimente a los hijos de los demás.

Si la violeta es una flor tan humilde, ¿por qué presume el Teide de su grandeza en lugar de imitarla?