santa cruz de tenerife

¿Una ruina con futuro?

Foto ANDRÉS GUTIÉRREZ
Foto ANDRÉS GUTIÉRREZ

Rehabilitarlo por completo o consolidar la ruina y permitir que se visite su interior. Estas son, a priori, las dos únicas soluciones para una de las pocas piezas que quedan de lo que fuera la línea defensiva de Santa Cruz de Tenerife, conformada por atalayas, castillos y baterías. Se trata de la Torre de San Andrés o más conocida por todos como el Castillo de San Andrés, cuya construcción se sitúa en el año 1.700. Ha sido testigo de ataques de piratas, de las batallas protagonizadas por Nelson, Blake y Jennings e incluso de la Guerra de Cuba y la II Guerra Mundial. Una avenida del barranco lo partió en dos y desde entonces, 1898, su deterioro ha ido en aumento, un mal estado que ha hecho que la Asociación Hispania Nostra lo haya incluido en la Lista Roja del Patrimonio, listado que elabora cada año con el patrimonio histórico español sometido a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
El Ayuntamiento de Santa Cruz es el propietario del castillo desde 1926, fecha en la que fue entregado por el Estado. Desde la concejalía de Patrimonio Histórico de Santa Cruz, su responsable, Yolanda Moliné, reconoce que es una de las tareas pendientes, de las muchas que en cuestión de patrimonio, que hay en la ciudad. La edil detalla que la elección de una de las dos soluciones planteadas será siempre por consenso y bajo estricto asesoramiento técnico. Moliné admite que en su opinión personal lo ideal sería la consolidación de la ruina (intervenir para evitar que se siga deteriorando y dejarlo tal y como está), a lo que se añadiría la posibilidad de visitarlo por dentro, pero insistió en que no es una decisión tomada y que serán los técnicos y el proceso participativo que se desarrolle, el que decida qué hacer con el castillo.

Rehabilitación integral

En la defensa de la rehabilitación completa, es decir, levantar de nuevo sus paredes y devolverlo a su estado original antes de la avenida del barranco, están asociaciones, particulares e incluso museos como el de Almeyda. El principal problema de esta opción es su elevado coste, y teniendo en cuenta las urgencias de un patrimonio como el chicharrero, se hace difícil que las instituciones públicas puedan afrontarlas en estos tiempos de crisis económicas.
El Museo Histórico Militar de Canarias, ubicado en el cuartel de Almeyda, ha expresado en más de una ocasión, a través de su director, Alberto Ruiz de Oña, que le gustaría poder verlo reconstruido tal y como era aunque reconoce que el coste es altísimo. El arquitecto y urbanista Hugo Luengo es otro de los profesionales que ha defendido, a través de distintos artículos, la rehabilitación integral del castillo, dotándolo de uso y reconstruyendo su entorno. El arquitecto recuerda que, de llevarse a cabo, sería la quinta reconstrucción histórica, puesto que el castillo fue destruido hasta en tres ocasiones más antes de 1898. Luengo propone convertirlo en centro de visitantes, en sala de exposiciones y usos múltiples y sede de la Gesta del 25 de Julio.

Y es precisamente la Tertulia de Amigos del 25 de Julio otra de las entidades que reclaman, y desde hace 20 años, la reconstrucción del castillo. Su reconocimiento al lugar les llevó a colocar en el castillo, el primero de los 15 hitos que conmemoran la Gesta del 25 de Julio.

Otro de los defensores de esta pieza histórica, colaborador habitual de la Tertulia, es Emilio Abad Ripoll, autor del libro La Torre de San Andrés. ¿Merece la pena rescatarla? En él, su autor finaliza con una reflexión que resume bien el estado actual del castillo: “… la semiderruida torre de San Andrés, sí podría ser un monumento, pero a la desidia. A una desidia nuestra que ha arruinado no sólo las paredes, sino hasta su alma”.

El semáforo de La Atalaya, 120 años desde su primera comunicación

La Asociación Hispania Nostra, además de al Castillo de San Andrés, también ha incluido en su listado de patrimonio en riesgo, un segundo inmueble, en este caso el conocido como semáforo de La Atalaya, ubicado en Igueste de San Andrés. Este inmueble, propiedad del Estado, es uno de los 20 primeros telégrafos eléctricos que existieron en España, una construcción que el cuatro de diciembre de este mes cumplió 120 años desde la primera vez que se puso en funcionamiento. El semáforo mantenía la imprescindible comunicación visual con la Comandancia de Marina, que se encuentra a una distancia de algo más de seis millas y tiene su correspondiente torre observatorio y palo de señales. El edificio experimentó varias reformas a lo largo de su vida útil, para realizar estas obras los materiales fueron cargados por camellos, explican en la web de la Lista Roja del Patrimonio. Con el paso de los años y los avances en las comunicaciones marítimas, el semáforo de La Atalaya en las cumbres de Anaga se volvió innecesario y el 2 de julio de 1970 el entonces Ministerio de Marina lo entrega al de Hacienda.

El Semáforo ha sufrido durante cerca de 40 años el arranque de sus puertas y ventanas con guías incluidas, el derribo de tabiques, la destrucción de sus dos aljibes, el deterioro de su cubierta y su bonita fachada de tosca roja; se han producido incendios dentro del edificio y, por último, su mástil de señales se ha partido. El Estado ha procedido a asegurarlo para evitar accidentes pero su deterioro continua de manera alarmante.