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¡Voten a Gundisalvo!

Si les cuento, quedarán exhaustos. Sigo pendiente de las negociaciones de Madrid. Como esto se escribe antes, ustedes sabrán del desenlace del Comité Federal del PSOE mejor que yo ahora. Nadie se pone de acuerdo y, además, un Gobierno de cualquier signo, con estos resultados, será muy difícil de montar. Así que ármense de valor y esperen sentados, porque de pie se iban a cansar.
Hace falta que salgan voces sensatas, como la de Felipe González, que ha concedido unas declaraciones de cuatro páginas a El País. Para mi gusto, demasiado largas, pero enjundiosas. No quiere un pacto con la izquierda radical, avenezolanada y chavista. Quiere el espíritu de la Transición: pero para eso haría falta Adolfo Suárez y, lamentablemente, está descansando en un muro de la catedral de Ávila. Vamos a dejar que siga en paz.

El PP continúa con su mala suerte: intenta lograr un pacto de Gobierno y le sale la mamanza de Valencia, ciudad donde comenzó la mamandurria nacional, si quitamos a Sevilla, con los ERE y los cursos de formación socialistas. Aquí el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

En nuestro pequeño mundo, a la Quícara le han saltado al pecho los lebranches majoreros, Barragán y Cabrera, porque Oramas, que es más monárquica que el rey, ha vetado a Podemos por su cuenta, en vez de callarse, que era lo prudente. Cuando era chica -bueno, cuando era joven-, a Ana Oramas sus amigos la llamaban la “metepatas”, porque eran frecuentes sus salidas de vereda. Parece que la cosa continúa. A su favor diré que ha tenido la ocurrencia de ofrecerse como candidata, que no la vote nadie y que los plazos para resolver el asunto se acorten. Yo voy a decir aquello de Mingote: voten a Gundisalvo. Propongan a Gundisalvo y que los plazos también se acorten. O Gundisalvo o Ana Oramas; da igual, con tal de que esta incertidumbre se termine (les recuerdo que Bélgica estuvo casi dos años sin Gobierno y el país seguía funcionando, pero España es diferente, no lo olviden).

Este país, España, que siempre ha vivido pendiente del BOE, ahora ni el BOE dice nada interesante. Ha enflaquecido de una manera escandalosa. Es un BOE sin contenido.

Parece mentira que cuatro individuos con poco sentido del Estado (Rajoy, Sánchez, el Coletas y Albert Rivera) tengan en un puño a cincuenta millones de ciudadanos -¿o son menos?- de este país. Que ni chiquitos representantes. A mí me gustaría que fueran nuestros gobernantes más sensatos, pro ya ven.

Volviendo a nuestro pequeño mundo, Carlos Alonso -y Fernando Clavijo- no quieren que Paulino Rivero acceda al Tete. Temen que sea un trampolín para volver a la política. Y con poco sentido de partido, en vez de apoyarlo lo boicotean, ya sin pudor, en los medios de comunicación. A Clavijo lo asesoran la niña de la SER y el fino oloroso, que se han colocado de consejeros áulicos. Qué bien, qué bien se debe pasar ahí.

He hablado con Paulino y se ríe de eso. Si decide presentarse, será presidente. Mientras él y Pier, el otro aspirante, se han puesto casi de acuerdo, los otros -los de su mismo partido- intrigan por detrás. En vez de estar dando la vara con eso, Clavijo debería dedicarse a pasaportar a Negrín, el de la tele, que todavía dice que se encuentra con fuerzas para seguir. Le quedan en el ente público cuatro telediarios, pero nadie toma la iniciativa definitiva para mandarlo a casa. A casa o a ya saben dónde. Este ha sido el periodo más negro de la historia de la Televisión Autonómica. El más negro.

Como ven, las cosas se suceden sin solución de continuidad. Nada es bueno, todo es un conflicto. Se acabaron los pactos de paz. Los nacionalistas nuestros, los que quedan, se preguntan en su Consejo Político lo que hay que hacer para corregir la derrota de la nave, para trazar el nuevo rumbo, para lograr una nueva ilusión nacionalista.

Yo tengo dos teorías, si se celebraran nuevas elecciones generales. Una es que desaparecerán del Congreso. Y la otra que, debido a la crisis de la derecha, si son listos, hacen una buena campaña y presentan buenos candidatos -Oramas y Alonso están quemados- pueden aumentar su cuota de votantes. Pero, ¿por cuál me decido? ¿En dónde está la verdad? No lo sé. Es extremadamente difícil hacer un pronóstico en estos momentos y con este panorama. Recurran a Gundisalvo, a lo mejor accede a presentarse y aciertan. Un Gundisalvo nacionalista, hay que ver. Cosas peores han sucedido en esta Canarias absolutamente loca.

Como ustedes podrán apreciar, desocupados lectores, la cosa está que arde. No se ve la luz al final del túnel, que será una expresión tópica pero también es una expresión muy útil. Yo lo dejo aquí; a lo mejor ustedes tienen otra visión de las cosas, que yo respetaré.