reflexión

Adolescencia cultural – Por Juan Pedro Rivero

Así describen los especialistas en psicología evolutiva el proceso de transición de la infancia a la juventud: la adolescencia. No se es niño, pero tampoco se es un joven. Se reivindican las peculiaridades subrayando en ocasiones la identidad de tal manera que es contemplado como actitudes ridículas de autoafirmación y rebeldía injustificada. La propia forma de vestir, de presentarse ante los otros, subrayando la identidad. “Este soy yo”. “Yo soy así”.

Por este sendero todos hemos andado. Nos reconocemos con facilidad en esas posturas. Nos han costado más o menos tiempo descubrir que es más lo que nos une a las generaciones pasadas que lo que nos distingue. Alcanzamos el equilibrio con paciencia evolutiva. Con puentes que fueron apareciendo sobre los extremos desconectados que imaginábamos. Sin adolescencia no habrá juventud. Como sin infancia sana no habrá existencia equilibrada. Cada etapa es necesaria. Lo importante es avanzar sin quedarnos clavados sobre una determinada situación pensando que ahí está el final del proceso. Somos caminantes; y caminar es la forma humana de desenvolver toda nuestra capacidad.

Lo que le ocurre a la persona le puede ocurrir a los pueblos y a las sociedades. Y un pueblo que reivindica su autonomía, su peculiar identidad frente al resto, puede estar pasando por ese inevitable proceso de evolución que se puede identificar con la adolescencia. Los procesos de independencia de las antiguas colonias gritaban una identidad propia, a veces mitificada, que el tiempo serena ofreciendo la posibilidad de reconocer que es más lo que nos une al resto de pueblos hermanos que lo que nos distingue.

Es normal que ocurra. Pero no nos hemos de situar anclados en ese proceso de adolescencia cultural que hace olvidar a quienes tienen raíces andaluzas que ser catalán es una forma de ser español. No puede olvidar un canario que en su genética están mezclados todos los pueblos de España junto con la noble sangre de algún antepasado guanche. Una llamada a la madurez social no es tan difícil. La humanidad es un pueblo. Una aldea global. Es lo que la Iglesia califica de “catolicidad” cuando se contempla formando parte de todos los pueblos de la tierra.

@juanpedrorivero