el diván

Afronta tus miedos, ¡no huyas de ellos!

El miedo, a pesar de ser una respuesta adaptativa del organismo gracias a la que, en muchísimas ocasiones, nos ha ayudado a que nuestra vida no corra peligro, es cierto que cuando deja de cumplir esta función adaptativa se convierte en una emoción que nos limita, nos frena llegando así a convertirnos en presos de nuestros miedos. El miedo pierde su función adaptativa cuando el peligro no es real, sino imaginado. El miedo al rechazo, al que dirán, al fracaso, a hablar en público, a sentir el malestar de la ansiedad ante determinadas situaciones, a hacer una crítica, a decir que no, son miedos que terminan condicionando nuestro día a día haciendo que muchas veces nos comportemos en contra de nuestros principios, valores, ideas y sobretodo de nuestros deseos. Dejamos de ser el protagonista de nuestra historia cediéndole ese papel al Señor Miedo Irracional quien, con mucho gusto, comienza a decidir el rumbo de nuestra vida.

Lo cierto es que huir de tus miedos es una carrera que nunca ganarás ya que cuanto más huyas de ellos, mas cansado estarás cuando te alcancen. Es importante superar esos miedos para poder vivir pacíficamente y libre de preocupaciones innecesarias. ¿Cómo podemos hacerlo?

1- El primer paso es tomar la decisión de ser tú el que tome las riendas de tu vida y no vivir condicionado por una emoción limitante y que no te permite ser y actuar como a ti te gustaría hacerlo. Es una realidad que en un principio cuesta y genera ansiedad afrontarlos, pero el ser humano está fisiológicamente preparado para soportar ese malestar.

2- La visualización es una herramienta eficaz para empezar a afrontar los miedos. Se trata de enfrentarte a estos de manera imaginada. El cerebro si un defecto tiene, es que no distingue si la información que le das es real o imaginada, por lo tanto todo lo que imagines lo va a vivir como si estuviera ocurriendo realmente. Dedica durante varios días la visualización en donde te imaginas a ti mismo ante la situación temida y como actuarías. Se trata de entrenar primero con la imaginación para cuando te enfrentes de manera real, a tu cerebro le resulte familiar esa escena y que las emociones incómodas que puedan surgir sean más leves.

3- Practica la respiración abdominal. Cuando practicamos este tipo de respiración conseguimos llenar el 100 x 100 de la capacidad pulmonar de oxígeno y los niveles de ansiedad disminuyen. Si entrenas este tipo de respiración de manera habitual, conseguirás que en el momento de afrontar tu miedo te ayude a mantener la calma.

4- Auto-instrucciones: Esta es otra herramienta que se utiliza mucho en psicología. El diálogo interno que utilices va a ser la clave para que puedas conseguirlo o no. La conversación que tenemos con nosotros mismos se traduce en lo que pensamos y el tipo de pensamiento que elijamos generará unas emociones que condicionará el comportamiento que llevaremos a cabo. Anota y memoriza frases que te generen unas emociones de motivación y no de huida. Haz una lista de auto-instrucciones para antes, durante y después de enfrentarte. Algunos ejemplos podrían ser: Antes: “estate tranquilo, todo es cuestión de practicar ¡lo voy a conseguir!, Solo con intentarlo me voy a encontrar mejor”; Durante: “respira con calma, puedo hacerlo, lo estoy haciendo, si siento un poco de tensión, haré una pausa y me relajaré, puedo manejar la situación”. Después: ¡Lo conseguí!, ¡manejé la situación! En caso de no conseguirlo: “no pasa nada, la próxima vez me saldrá mejor, lo más importante es haber comenzado”.
Recuerda que, en una cabeza llena de miedos no dejamos espacio para lo que realmente importa: nuestros sueños.

tamaraconsulta@gmail.com