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Así contó DIARIO DE AVISOS el 23F

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EDITORIAL DEL 24 DE FEBRERO DE 1981

Golpe contra la democracia
España sufrió ayer el más grave atentado contra su caminar democrático. Los acontecimientos registrados en el palacio del Congreso reafirman la idea de que el fantasma de la inconstitucionalidad, del golpismo y de la inestabilidad rondan la existencia de los españoles y sumen aún más en su crisis a un país que si bien ha podido estar mal gobernado en los últimos años, merece el respeto a su Constitución y a lo decidido en las urnas por el pueblo español, único dueño del destino de su patria. Un teniente coronel de la Guardia Civil, una institución respetada y respetable, protagonizó ayer un golpe de mano, a espaldas de sus superiores y a espaldas de la voluntad del pueblo, sumiendo en el desasosiego y en la incertidumbre a todo el país y poniendo en peligro las vidas de los altos dignatarios de la nación, incluido el Gobierno dimisionario en pleno. Para los que creemos firmemente en la democracia y en el futuro de España, estos hechos significan un atentado de gravedad extraordinaria contra la convivencia, contra la autoridad y contra la voluntad del pueblo. Con el fantasma del golpe y con los intentos de llevarlo a cabo sobre sus espaldas, España seguirá estancada. Si a esto se une una debilidad en el Gobierno demostrada y una escalada de la violencia que protagonizan extremistas de ambos signos, puede perderse la batalla de la democracia y parece deteriorarse por momentos la firme voluntad de la patria de ganarse a pulso su futuro. En esta hora de auténtico dolor, vemos con desesperanza cómo seguimos siendo un país de segunda, cuando en el mundo comenzaban a admirar nuestro proceso hacia nuevas formas de convivencia. Naturalmente que ello no podía consolidarse con un Gobierno débil y con golpistas apostados en las esquinas que quieren echar más hierbas malas al desanimado solar nacional. Aquí se ha confundido democracia con debilidad y fuerza con golpe de Estado. El término medio, auténtico pozo de la virtud, parece ser desconocido para unos y para otros. Desde la serenidad que pedía nuestro Rey, en tomo al cual debemos unirnos ahora más que nunca todos los españoles, pedimos que se juzgue a los autores de este delito contra la democracia y la convivencia pacífica de un pueblo, condenamos con firmeza la acción de golpistas incontrolados que sumen en la tristeza y en el terror a toda la nación, y exigimos de nuestros gobernantes firmeza en su acción, sin dejarse influenciar ni por los que quieren convertir España en cincuenta Españas, ni por los que escudándose en falsos ramalazos patrióticos pretenden echar por tierra lo que tanto ha costado conseguir. Nuestro sí rotundo a la Constitución, al orden establecido y a las instituciones. Nuestra decidida condena a los golpistas que juegan con nuestro futuro. Nuestra fe en la Corona, garante del orden constitucional y del firme y decidido camino hacia una democracia bien entendida. Y, a pesar de los tristes acontecimientos, nuestra confianza en que un día, España encuentre el camino que le haga triunfar como nación”.