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Catorce años sin dar golpe

1. Un funcionario cualificado del Ayuntamiento de Cádiz -es ingeniero-estuvo catorce años cobrando un sueldo de más de 35.000 euros al año, sin dar puto clavo. En el Ayuntamiento creían que se encontraba en el Servicio de Aguas y en el Servicio de Aguas pensaban que trabajaba en la sede del consistorio, así que el tipo, en su casa, se pasó catorce años sin dar palo al agua. Todo un ejemplo para Europa y para las generaciones venideras de este país. Todo un exponente del buen funcionario, dedicado a su trabajo, probo en sus cometidos y con un entusiasmo digno de elogio en el desempeño del servicio público. Se cuenta de un funcionario del Cabildo de Tenerife -yo creo que al único que le han abierto expediente en la historia de la institución- que se escaqueaba diariamente para ir a nadar en los alrededores del muellito del Real Club Náutico de Tenerife.

2. Con la mala fortuna de que se declara un incendio en La Esperanza y empiezan a actuar los aviones de extinción, que toman el agua en el muelle de la capital tinerfeña. Cuentan, e indudablemente exageran, que uno de los aparatos atrapó en su panza al funcionario nadador y que lo soltó en La Esperanza, con lo que el hombre se vio, en bañador, tubo y aletas, encima de un pino, braceando sin parar. Y que así fue descubierto, porque cada día, como es norma en algunos empleados públicos laboriosos, dejaba la chaqueta colgada de la silla, llenaba de papeles la mesa, se iba al Náutico y regresaba al Cabildo, diez minutos antes de la hora de salida, recogía y para casa.

3. Pero catorce años sin dar golpe y cobrando un sueldo son muchos años, así que, anécdotas y exageraciones a un lado, yo creo que el de Cádiz supera al nuestro, aunque las ausencias de ambos sean, evidentemente, de auténtico libro. Hombre, los funcionarios tienen, en general, mala fama, pero no hay que meterlos a todos en el mismo saco. El caso del caradura de Cádiz ha dado la vuelta al mundo y ha tenido gran impacto sobre todo en Alemania, donde se nos tiene como auténticos holgazanes. Y todavía alega el colega que el Ayuntamiento le hacía mobbing. Joder, encima. Que le den un tubo, unas gafas y unas aletas y que lo dejen bañarse en la tranquila bahía gaditana y lo aprovechen para algún incendio.