Tribuna villera

Don Bosco en América (1)

Don Bosco es u n poemario escrito en La Habana, Cuba, por el abogado y poeta matancero Andrés de Piedra Bueno. Está dedicado al padre salesiano y sacerdote argentino Rodolfo Magucci, escritor y docente. El libreto se imprimió el 22 de octubre de 1941 en los talleres gráficos del colegio Pío IX, en la calle Adolfo Berro nº 4050, de Buenos Aires, por parte de la Sociedad Editora Internacional. El índice tiene una nota introductoria de los editores y doce poemas, que en realidad son romances: de un nacimiento, de un niño que sueña, de la vocación, del fundador, del creador, de unos ojos extraños, de un educador sin sistema, del santo moderno, de la noche de un santo, de la muerte de un santo, de la supervivencia y del salesianito. Cuando lean el opúsculo podrán observar que hay tres personajes claves para entenderla: Don Bosco, el padre Ragucci y el poeta Piedra Bueno. Italiano el primero, argentino el segundo y cubano el tercero. Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo y murió el 31 de enero de 1888 en Turín. Sacerdote, educador y escritor, fundó la congregación salesiana. Hijo de Francesco Bosco y de Margarita Occhiena. Rodolfo Ragucchi nació en Buenos Aires en 1887 y falleció en 1973. Sacerdote, docente y escritor. Su libro insignia fue El habla de mi tierra, el castellano argentino del cono sur, y su más importante antecedente intelectual se le conoce por el homenaje que ofreció a Miguel de Cervantes en 1947, en Buenos Aires, en nombre de la institución salesiana, con motivo del IV centenario del nacimiento de don Miguel. El cubano Andrés de Piedra Bueno nació en Matanzas en 1903 y murió en La Habana en 1958. Fue abogado y escritor. Estaba emparentado con la familia Padrón, de El Hierro, isla que conoció en 1930 cuando vino a Canarias, camino de Buenos Aires, para ir a visitar en Uruguay a su novia Yolanda Lleonart, con la que casó posteriormente. Al mágico Garoé, el árbol sagrado de los bimbaches herreños, le dedicó un romance especial, así como un poemario a su esposa al regreso del Cono Sur. Lo tituló Yolandia y fue ilustrado artísticamente por el pintor y poeta canario, Juan Ismael. Mis relaciones con Don Bosco en América comienzan en 1972 en Argentina, a través de la figura de Ceferino Namuncurá en una iglesia de Nehuquen, camino de la Patagonia; continúan en 1988 en Costa Rica, cuando tengo un problema con el agua en la cumbre de Orotine y María Auxiliadora lo resuelve; siguen en Venezuela, en 1992, con el museo de Puerto Ayacucho, y se cierran en Perú en 2015 cuando el descubrimiento del poemario Don Bosco por parte de una amiga cubana.