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El Gobierno acusa a la sanidad canaria de poner en riesgo vida de inmigrantes

La Delegación del Gobierno en Canarias ha acusado hoy a la sanidad pública del archipiélago de haber puesto en peligro la vida de los inmigrantes que llegaron el pasado domingo exhaustos a Gran Canaria tras cinco días en el mar, al no ofrecerles una atención adecuada.

En los últimos días, han trascendido a las redes sociales fotografías que muestran a parte de los 41 supervivientes de esa patera postrados sobre esterillas en el suelo garaje de la comisaría de Maspalomas, en algunos casos con vías y monitores sanitarios conectados allí mismo, en condiciones de higiene precarias.

De hecho, el delegado del Gobierno, Enrique Hernández Bento, denunció este miércoles que la Policía tuvo que insistir para que se ingresara a esas personas ante su evidente estado de debilidad, después de regresaran a la Comisaría tras haber recibido el alta médica en los distintos centros sanitarios por los que pasaron.

“Cuando una persona que ha sido trasladada a un centro sanitario regresa a la Comisaría y tiene una parada cardiorrespiratoria, a mí me parece que no ha tenido una buena asistencia sanitaria”, ha manifestado hoy a la prensa Hernández Bento, que considera que los inmigrantes sufrieron esa noche episodios que “pusieron en peligro sus vidas” por no haber recibido los cuidados precisos.

En una rueda de prensa ofrecida en el propio centro de salud de Maspalomas, el director general de Salud Pública del Gobierno canario, Ricardo Redondas, ha negado esas acusaciones y se ha declarado “indignado” con Hernández Bento, porque, según sus informes, no se negó la asistencia sanitaria a ningún inmigrante.

“Es inaudito pensar que en Canarias no se da asistencia sanitaria a una persona que solicita auxilio llamando al 112 o que acuda a un centro de salud, a un servicio de urgencias o a un hospital. Eso ataca directamente a la integridad y dignidad de los profesionales sanitarios”, ha agregado Redondas, que hace responsable a la Policía de que los inmigrantes pernoctaran en ese estado en un garaje.

El director de Salud Pública de Canarias subraya que, si la situación que se vivió aquella noche en la Comisaría de Maspalomas fue “dantesca” -como la ha descrito Hernández Bento-, “no se entiende que no se requiera inmediatamente asistencia sanitaria”.

Desde el Centro de Coordinación Regional de Control de la Inmigración de Canarias, el delegado del Gobierno ha rebatido sus afirmaciones y ha subrayado que todo lo ocurrido está relatado en las diligencias que se han entregado al Juzgado de Instrucción número 3 de San Bartolomé de Tirajana, de guardia el pasado domingo.

“Inmigrantes que fueron trasladados al centro de salud, esa misma noche fueron dados de alta. Y nos consta en las diligencias policiales que se negó la asistencia sanitaria a al menos tres inmigrantes que requirieron posterior atención y fueron trasladados al centro de salud de Maspalomas”, ha añadido.

Hernández Bento también se ha referido a las declaraciones que ha hecho estos días al respecto el consejero de Sanidad, Jesús Morera (PSOE), quien le ha instado a acudir al juzgado, si tiene quejas, y ha calificado sus denuncias como su “último coletazo” antes de perder el cargo si se forma un nuevo Gobierno en España.

El delegado ha subrayado que si su “último coletazo” ha de servir para revisar los protocolos de atención a inmigrantes que llegan en tan mal estado de salud (a día de hoy diez de los rescatados el domingo siguen hospitalizados), lo da por “bien empleado”.

Desde su punto de vista, sería más conveniente que a personas que llegan a la costa en estado tan precario se las lleve directamente a un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), en lugar de a una comisaría, porque allí existe una enfermería con condiciones adecuadas para prestarles asistencia mientras se hacen los trámites de inmigración correspondientes.

Respecto a lo ocurrido en la patera, Hernández Bento ha señalado que la Policía tiene identificados a sus dos patrones y a otros cinco individuos que actuaron como una “guardia pretoriana”, que acaparó los alimentos y el agua disponible a bordo.

Según los testimonios de los supervivientes, siete ocupantes de la patera fallecieron durante la travesía y sus cuerpos fueron arrojados al mar. Uno de los 42 que logró llegar a Gran Canaria también murió horas más tarde.