sanidad

El Hospital de La Palma, pionero en Canarias en donación de órganos a corazón parado

Foto CEDIDA
Foto CEDIDA

El Hospital General de La Palma (HGLP) cerró 2015 con la realización de dos procedimientos de donación en asistolia, una técnica que se realiza con donantes que han fallecido por parada cardíaca y no por muerte encefálica, siendo este último el gran grupo del que proceden los donantes de órganos en España.

Después de que en 2012 se consensuaran a nivel nacional los protocolos de actuación para abordar la posibilidad de donar órganos a corazón parado (donación en asistolia), el hospital fue el primer centro público de las islas en desarrollar este procedimiento y en tener al primer donante en asistolia, uno en 2013, otro en 2014 y dos en 2015, lo que supone un total de cuatro donantes.

Según el coordinador de Trasplantes del Hospital General de La Palma y jefe de servicio de Medicina Intensiva, Luis A. Ramos, “la media anual de donantes en el hospital es aproximadamente de seis”, y dado que la tasa de donantes se mide por millón de población (PMP), es por lo que en proporción a la población de la isla de La Palma (en torno a 85.000 habitantes censados y en comparación con la población de Tenerife o Gran Canaria) “la tasa de donación en La Palma es muy alta y representativa”.

A diferencia de otros hospitales canarios, el Hospital General de La Palma es exclusivamente extractor, acreditado oficialmente en el año 2002 para la extracción de órganos sólidos y tejidos, como por ejemplo, córneas, hueso y cordón umbilical.

Según informa la Coinsejería en una nota, excluyendo la donación de vivo, existen dos grandes grupos de donantes: donantes en muerte encefálica (ME) y donantes en asistolia (DA) o a corazón parado, que son aquellos que fallecen en parada cardíaca, bien porque las medidas de resucitación cardiopulmonar han sido infructuosas o porque estas no se han iniciado al considerar que el paciente tenía pronóstico terminal debido a alguna patología irreversible previa.

Este último tipo de donación en asistolia ha sido y continúa siendo el más prevalente en los países anglosajones desde hace varios años.

“Ante la drástica reducción de los donantes en muerte encefálica debido a la irrupción de mejores tratamientos de la patología cerebral aguda y de la notable disminución de los traumatismos craneoencefálicos por accidentes de tráfico, los organismos científicos en el ámbito del trasplante comenzaron a buscar alternativas”, contextualiza Ramos.

En el año 2012, comenta, se elaboró un consenso nacional sobre la donación en asistolia en el que se estableció una clasificación de los donantes basada en la original de Maastricht de 1995, además de recoger las directrices y pormenores para poder desarrollar esta actividad.

PROTOCOLO PARA LA DONACIÓN EN ASISTOLIA

Gracias a la solidaridad de los familiares y de su gesto altruista, es posible la donación de órganos, y es precisamente su voluntariedad la que rige uno de los pilares fundamentales que caracterizan el modelo nacional de trasplantes que le ha valido el reconocimiento internacional.

Ante todo, “se aplica la regla del donante fallecido, es decir, solo pueden ser donantes aquellas personas que han fallecido, bien como consecuencia de un daño cerebral considerado catastrófico e irreversible que evolucione en fallecimiento encefálico, o bien aquellas personas por muerte cardíaca”, concreta Ramos.

En el Hospital, ante el pronóstico de fallecimiento de un enfermo, se aplican dos protocolos encadenados, aunque son independientes. Por un lado, se precisa siempre del consenso del equipo sanitario, y entre éste y los familiares o representantes del paciente, que consiste en proporcionar confort al paciente hasta que se produzca su fallecimiento acompañado en todo momento por sus seres queridos.

HISTORIA CLÍNICA DEL PACIENTE

Posteriormente, el médico responsable del enfermo contacta con el coordinador de Trasplantes, quien, después de realizar una exhaustiva revisión de la historia clínica del paciente y en ausencia de contraindicaciones, realiza una entrevista familiar para plantear la posibilidad de donación de órganos una vez se haya producido el fallecimiento.

“Si los familiares acceden, entonces se les informa, con total transparencia, de todos los pormenores del proceso, y si están de acuerdo, entonces firman su consentimiento. A partir de ahí, y en nuestro caso, el paciente es llevado a quirófano con las mismas medidas confort que tenía en la UCI y una vez allí, su médico y enfermera responsables proceden a la retirada del soporte vital en un ambiente de completa intimidad”, explica.

Una vez se haya producido la parada cardíaca y tras los cinco minutos que exige la Ley para confirmar la muerte, su médico la certifica y es entonces cuando el coordinador de Trasplantes entra y se inicia la extracción de los órganos que se consideran viables, para lo cual los cirujanos están preparados previamente, al tratarse de un proceso que debe realizarse rápidamente, ya que no existe circulación sanguínea.

Gracias a estos donantes en asistolia se han beneficiado pacientes que estaban pendientes de la realización de trasplantes hepáticos, renales y corneales.

El Hospital General de La Palma cuenta con un equipo de profesionales que participan de forma directa e indirecta en el proceso de la donación y la extracción de órganos.

No solo cuenta con el médico y enfermero del paciente donante, sino con los responsables de la coordinación y los profesionales del área quirúrgica, a los que además se suma también el laboratorio de análisis clínicos, microbiología y radiología.