acabo de llegar

Isidoro Sánchez y yo

Creo que he hablado una sola vez con el escritor orotavense Isidoro Sánchez. Si mi memoria no me es infiel, fue Lorenzo Dorta quien nos presentó en un acto cultural celebrado en el Liceo de Taoro. A partir de aquel día, ya un tanto lejano, no hemos vuelto a coincidir. Pero suelo leer los trabajos que publica, con cierta periodicidad, en este diario. Y he visto algo que suelo encontrarme, más de una vez y más de dos, en distintos artículos de distintos autores y siempre en relación con mis manías gramaticales. Son dos los detalles que quiero contarles, aunque me apresuro a decir que no tengo la seguridad de que la razón esté de mi parte.

En el trabajo que el señor Sánchez publicó en la edición del 10 de febrero figuran, en el título y en el interior, los vocablos resiliencia y resilientes. Confieso, con toda la sinceridad del mundo, que no he oído ni leído tales palabras a lo largo y a lo ancho de mi ya longeva vida. Pero ya insinué antes que esta incidencia puede deberse a mis muchas ignorancias. Y no es esto lo peor. Cuando encuentro en mis lecturas alguna palabra que no me es conocida recurro -imagino que también ustedes- a este o a aquel diccionario. Pero ocurre, amigos, que ni en el de doña María Moliner, ni en los de Manuel Seco, ni en los titulados Vox, Larousse, Panhispánico de dudas y en no sé cuantos más, no se hace mención de tales voces. Digo más: tampoco admite estas palabras del amigo Sánchez el DRAE, lo que me parece duro. Debo aclarar, de todos modos, que mi Diccionario de la Academia es de 2001 y pertenece a la vigésimo segunda edición. Y esto me da que pensar. Y me pregunto: ¿Y si la voz empleada por el escritor villero ha tenido ya acogida entre los académicos del país sin que yo me enterara del asunto?

Consulto luego el diccionario de Antónimos y Sinónimos publicado por SM y como tampoco encuentro la ayuda que necesito, se me ocurre ir a la voz resistencia, que se le parece. Pero en SM me dan sólo estos sinónimos: oposición, rebelión, rechazo, tendencia, aguante, robustez, solidez, fortaleza y algún otro; pero eso de resiliencia y resiliente no lo veo en la lista. Por fin, en el Diccionario Clave, con prólogo de Gabriel García Márquez y en el que ha puesto su mano mi amigo el catedrático Humberto Hernández, encuentro la palabra que busco. ¡Qué alivio!

En el mentado diccionario leo: “Capacidad de una persona para afrontar situaciones adversas y salir fortalecido de ellas”. Se habla más de tal apartado pero creo que con lo copiado es suficiente para poner en claro muchas cosas. La fecha de este diccionario está fijada en 2011, mientras en el que conservo de la Academia, como creo haber dejado expuesto, es de 2001. Saco, pues, la conclusión de que en estos diez años, los señores académicos acaban de hace suya la palabra que tanto me sorprendió en su momento. Y que Dios guarde en su santo seno.

Puede que la otra cuestión que encontré en el trabajo de Isidoro Sánchez no sea un error, sino un despiste suyo o una deformación de imprenta, aunque con los inventos más recientes no sé cómo funciona esto de las imprentas o como se llamen ahora. Me refiero a esta frase: “Algo ha cambiado en Cuba para que se produzca este tipo de situaciones”. Yo hubiera escrito el verbo en plural porque lo he hecho concordar con el vocablo situaciones. Sánchez lo hace coincidir con la palabra tipo.

Esto me hace recordar una anécdota de mi bachillerato. Unos decíamos “El rebaño vadeó el río” mientras opinaban otros que debía decirse Las ovejas vadearon el río. Y no faltó quien opinó que lo ideal hubiera sido decir que “El rebaño de ovejas vadeó el río”. Me gustaría saber la opinión de Isidoro Sánchez de esta añeja anécdota.

Pensaba yo terminar aquí mi artículo pero me acuerdo de un librito titulado Normas y recomendaciones de estilo y formato de Uría Menéndez, una de esas publicaciones que uno conoció en su día y la dejó luego en un rincón de la biblioteca. En la página 29 encuentro estos ejemplos, que me parecen sumamente oportunos: “La mayoría de los abogados salió a las ocho” y “La mayoría de los abogados salieron a las ocho”. Y también: “El 25% de los estudiantes hizo huelga” y “El 25% de los estudiantes hicieron huelga”. Además se aclara al lector que cuantificadores como la mitad de, el resto de, un montón de… admiten concordancia en singular o en plural con el verbo. Me parece, señor Sánchez, que podemos llegar a un acuerdo. No imitemos, por favor, a Rajoy ni a Iglesias.