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Letizia Arbeteta

Inauguradas las dependencias principales del complejo museístico de Las Nieves, los palmeros pudimos disfrutar con la contemplación de las piezas más significadas de su patrimonio piadoso y artístico en magníficas, seguras y didácticas condiciones de exposición. Actualizado su inventario y estudiado por Jesús Pérez Morera con la sensibilidad y el rigor que lo caracterizan, invitada especialmente para el evento, la especialista Letizia Arbeteta pronunció una interesante y amena conferencia sobre Los joyeros marianos de España y América, con notables aportaciones sobre la factura y procedencia de ciertas piezas y, sobre todo, con conclusiones halagüeñas que califican “esta colección única, importantísima para la historia de la joyería hispánica y asiática, a la altura, en cuanto a calidad, de los famosos del Pilar de Zaragoza, el Santuario de Guadalupe y las catedrales de Toledo y Pamplona”.

Conservadora del departamento de Oriente Hispánico del Museo de América y comisaria de notables exposiciones sobre artes suntuarias, señaló el relevante papel de La Palma en las comunicaciones atlánticas, el generoso resultado de la devoción secular a la Patrona y destacó “la abundancia de joyas americanas, la relevancia de las esmeraldas sobre otras piedras preciosas” y apuntó la posibilidad de que algunas de las más valiosas y populares – La Sirena y la Lagartija, entre ellas – con toda probabilidad habrían sido realizadas en los virreinatos del sur de América por artistas nativos y criollos, en fechas tempranas y exportadas al Viejo Mundo. “Las joyas necesitan explicarse por sí mismas, qué son y qué representan en el contexto europeo, americano e incluso asiático”, afirmó la doctora Arbeteta Mira que subrayó como hallazgos exclusivos -catalogados por Pérez Morera en otros templos isleños- “unos medallones de filigranas bastante grandes, con colgantes de perlas que llevan tallas de alabastro, con la representación del Niño Jesús en su interior; vistas de cerca, estas figuras son de gusto oriental e, inicialmente, piensas en Perú, cuya piedra de Huamanga se trabajó siempre, pero su exotismo invita a pensar en orígenes más remotos como Indonesia, Myanmar e, incluso, India”. Y se refuerza esta opinión, con la expansión del tráfico del Pacífico, centralizado en el Puerto del Callao, origen y destino de las travesías entre España y América.