yo, tú, ella

“Los empresarios y directivos de éxito tienen un denominador común: las ganas de superarse”

Gema Espinosa. | ANDRÉS GUTIÉRREZ
Gema Espinosa. | ANDRÉS GUTIÉRREZ

Por VERÓNICA MARTÍN

Gema Espinosa es una mujer tranquila, sosegada…, de las que hablan bajito pero con un gran sentido del humor. Su formación en Psicología está, en principio, muy alejada del mundo de la empresa y de la formación de directivos. Sin embargo, desde que se decidió a hacer un MBA su vida laboral transcurrió por esa senda. Actualmente es la coordinadora de programas de postgrado en la Escuela Canaria de Negocios y desde su perspectiva puede, perfectamente, hacer un seguimiento de la transformación de personas que se acercan a este tipo de formación buscando mejorar como profesionales.

-Es usted la coordinadora de programas de postgrado de la Escuela Canaria de Negocios, pero… su formación inicial no tiene nada que ver con esto, ¿cómo llegó a este tipo de docencia?
“Efectivamente, estudié Psicología y aunque es cierto que dicha materia parece no guardar relación directa con el mundo empresarial, es muy transversal. Me explico: las empresas las conformamos las personas -en los roles de equipo, clientes o colaboradores- y esta formación de base te facilita herramientas para gestionarlas de una manera más eficiente, siendo este aspecto fundamental para el éxito de una empresa. Llegué hasta aquí porque soy una enamorada de la formación, y mi primer contacto fue como alumna potencial que llamaba a pedir información de los Programas Máster”.

-Cursó un MBA y luego terminó trabajando en la misma escuela, ¿qué hacía una psicóloga como usted en un máster de Administración de Empresas?
“Aunque me gustó mucho estudiar la Licenciatura en Psicología, cuando me gradué me di cuenta de que a la hora de ejercerla solo me gustaba la parte relacionada con la empresa, lo que se conoce como Psicología Industrial. Entonces, decidí que este postgrado sería un buen complemento y que me permitiría ampliar las posibilidades de trabajar en puestos de gestión de empresas”.

-Con escuelas de este tipo está claro que la formación reglada y la no reglada están cambiando, ahora se opta por escuelas más específicas, ¿es el alumno un cliente?
“Sí, el alumno es un cliente, y es el alma de la Escuela. Me explico, es un cliente en tanto en cuanto son personas que tienen diferentes motivaciones (gestión de la carrera, emprendedores, inquietud personal, etc.) y que depositan su confianza en nosotros porque esperan recibir una formación de calidad y un buen servicio, por lo que es nuestro compromiso cumplir con sus expectativas y ayudarles a materializar sus objetivos. Sin ellos la Escuela no tiene razón de ser”.

-¿Qué perfiles profesionales acuden a un máster de estas características?
“Entre nuestro alumnado contamos con profesionales de diversos sectores y áreas, con una formación de base muy distinta, que desean adquirir conocimientos y herramientas de gestión empresarial. Por otra parte, y como consecuencia de la nueva coyuntura socioeconómica, se han ido incorporando muchos emprendedores y autónomos en las últimas promociones.

-¿Qué puede encontrar un alumno en una formación de este tipo?
“Para responder a esta pregunta me gusta utilizar la expresión de uno de nuestros profesores: ‘Es como hacer siete carreras en nueve meses’. Aunque puede resultar exagerada, sí que es cierto que en este período se adquieren aquellas herramientas necesarias para gestionar una empresa, ya que se ofrece un enfoque eminentemente práctico, basado en el método del caso. En el caso de los alumnos que escogen la especialidad en Marketing Digital y Gestión Comercial, no son solo personas con puestos en esos departamentos sino profesionales que tanto por cuenta propia como ajena quieren captar clientes y/o aumentar las ventas, o bien, poner en marcha el canal digital de la empresa”.

-Por la escuela han pasado muchos empresarios y altos directivos, ¿tienen características comunes los que triunfan, entendiéndose por triunfo no solo el económico sino más bien el de realización personal?
“El denominador común sin duda es la búsqueda de la mejora continua y la superación personal. Cuando acaban el programa dicen ser personas distintas. Y lo cierto es que parte de la experiencia del máster es salir de la zona de confort, no solo ampliar conocimientos. El perfil del alumno es el de alguien que no se conforma, que no se acomoda sino que busca afrontar nuevos retos y abordar cuestiones que le permitan ir más allá, que tiene inquietudes… El trabajo en equipo es una de las herramientas que aporta mucho en este aspecto, ya que se interactúa con personas de perfiles muy distintos, no solo a nivel profesional sino también personal. Cuando ha pasado un tiempo tras la finalización del programa y hablamos con los alumnos, lo que nos transmiten es que ganan mayor seguridad, que están llevando a cabo proyectos nuevos, que trabajan de forma más eficiente, incluso que han visto reforzadas sus habilidades sociales y de comunicación. En definitiva, que han crecido”.

-Es curioso, pero usted decidió un día vestirse siempre igual de lunes a viernes… ¿por qué? ¿cómo lo hace?
“En todos los puestos de trabajo hay que vestir acorde a dicho puesto y a la empresa, ya que se es la imagen de una marca y por tanto de unos valores y un posicionamiento en el mercado. En este caso, al tratarse de una escuela de negocios, lo propio es transmitir una imagen sobria, que refleje el rigor y la profesionalidad que considero nos caracteriza. Como usted bien sabe, la imagen comunica mucho. Después de varios años me di cuenta que estaba invirtiendo tiempo en algo que se podía simplificar estableciendo una especie de uniforme, y la verdad es que es mucho más cómodo y sencillo. La fórmula fue hacerme con faldas y pantalones negros y camisas blancas. Fue curioso, porque se me ocurrió y luego, a través de internet, descubrí que una famosa publicista norteamericana ya lo hacía”.

-¿Son las escuelas de negocios una competencia para las universidades?, ¿por qué una persona decide iniciar un programa de este tipo que, normalmente, no son asequibles a todo el mundo?
“La verdad es que no considero que la Universidad y la Escuela seamos competencia. Me explico, aunque ambos tenemos programas con nombre y contenido similar, el enfoque es absolutamente diferente y el perfil de alumno también es distinto. Los programas de la universidad están enfocados a un alumno recién titulado y con muy poca o ninguna experiencia. En nuestro caso, el alumno es un profesional con experiencia y los profesores son una especie de consultores, es decir, no son doctores sino profesionales con un amplio bagaje en aquellas áreas que imparten, por lo que su enfoque está ligado al día a día de la empresa y el mercado laboral, es decir, más práctico que académico. Las personas que apuestan por nuestros programas lo consideran una inversión de futuro. Desde la Escuela nos hacemos eco de la situación económica y ofrecemos facilidades de pago. Por otra parte, gestionamos los créditos de tripartita, que muchas empresas utilizan para formar a su plantilla, ya que consideran que les va a revertir en un aumento del rendimiento del trabajador y por tanto, en un beneficio para la empresa”.

-Después de escuchar y ver a tanto empresario, ¿no se le ocurren muchas ideas de negocio? ¿No le gustaría llevarlas a cabo?
“Es cierto que el hecho de trabajar en una escuela de negocios hace que se escuchen muchas ideas, pero por otra parte, también se adquieren muchos conocimientos acerca de la realidad empresarial. Especialmente, en la asignatura de Emprendimiento se facilitan algunas pautas sobre cuándo se recomienda emprender y los motivos por los que no debe hacerse. En definitiva, tener mucha información te lleva a ser muy cauta, aunque no descarto hacerlo, pero en el momento presente me siento muy cómoda y muy ilusionada en la Escuela”.