superconfidencial

Mi amigo Alfonso

1. Ha muerto, en un accidente de coche, mi amigo Alfonso García Bach, comandante de Iberia jubilado -tenía mi edad- y capitán de la Marina Mercante. A los mandos de un CN-235, el primer avión que tuvo Binter, Carlos Gómez y Alfonso García Bach, conmigo a bordo, pararon los dos motores del avión, que probábamos, sobre el mar, y el aparato no entró en pérdida. Flotaba como una ballena en el aire, sin ruido, en medio de una gran paz. El aparato planeaba como un avión de vuelo sin motor. Alfonso terminó en Iberia, comandando uno de sus gigantes, el Airbus 340 que une los continentes. Hablamos mucho Alfonso y yo de aviación. Y del mar. Era también capitán de la Marina Mercante. Era feliz en el aire y en el mar, pero vino a morir, una mala noche, en la tierra. Qué pena. Traslado a su familia mi pésame y mi tristeza.

2. Aquellos comienzos de Binter los vivimos intensamente unos cuantos periodistas, desde que Casa-Nurtanio nos invitó a Indonesia a visitar la fábrica, en los tiempos en que el jefe de Prensa de la compañía era Chema Sanmillán, ya fallecido. Sanmillán escribió una excelente novela Maruja, esquina Callao. Coincidí con él en el diario Pueblo, en los tiempos de Emilio Romero. Yo hice prácticas de diseño en aquel gran periódico. Ahí también conocí a periodistas tan buenos como Raúl del Pozo (al que más tarde ayudé en la investigación de un famoso crimen familiar ocurrido en Tenerife e hice con él el Camino de Santiago, invitados por Seat), Marlasca, Cándido y maestros del diseño como Asensi. Buenos tiempos. Del viaje a Indonesia puede escribir un libro Carmelo Rivero, que también fue invitado a aquel periplo inolvidable.

3. Ha muerto Alfonso García Bach, a los 68 años, en un accidente de tráfico. Tiempos en los que Ricardo Génova, luego jefe de Flota de Iberia, creaba escuela en Canarias, con Alfonso y otros, enseñando a volar a tantos jóvenes pilotos. Fueron los herederos de aquellos míticos Ramitos, Tarife, Güil y tantos otros maestros en el manejo de un avión, en condiciones precarias y con los tiempos cambiantes de Canarias. Incluso, uno de ellos, más moderno, Rafael Machado, en paz descanse, descubrió el “chupón” de Machado, que es una corriente de aire traicionero que puede dar con el avión en el suelo en Los Rodeos. Los pilotos se lo saben.