Güímar

El misterio del Cristo negro

La capilla donde se alberga al Cristo Negro en San Juan / NORCHI
La capilla donde se alberga al Cristo Negro en San Juan / NORCHI

Al misterio que siempre ha rodeado al Cristo negro de Güímar, que tiene su morada en una pequeña capilla del barrio más antiguo del municipio, San Juan, se suma desde dos años y medio la polémica por no poderlo sacar el Domingo de Resurrección, como se hacía hasta 2013.

Aunque en el barrio todos le echan la culpa al párroco del pueblo, Pedro Pérez, al que acusan además de tener olvidado San Juan, lo cierto es que la orden partió en octubre de 2013 desde la Diócesis Nivariense, cuando hizo pública la prohibición de sacar en procesión al Cristo de la Expiración (Cristo Negro o del Calvario), negando siempre, al contrario de lo que piensan algunos, que la prohibición tenga que ver con el color de la imagen.

A pesar de los 45 años en los que ha salido cada domingo santo en procesión por las calles del municipio, la prohibición llegada en forma de carta remitida por el vicario general, Domingo Navarro Mederos, comunicando que se debe dejar de realizar a partir de ese momento, la citada celebración porque “no procede litúrgicamente, la procesión de un crucificado el Domingo de Resurrección”.

En la próxima Semana Santa, por tercer año consecutivo, el Cristo Negro tampoco volverá a procesionar el Domingo de Resurrección, pese a las reiteradas peticiones de los vecinos de San Juan, a través de la asociación El Cañizo y de casi todo Güímar, con cartas enviadas al obispo Bernado Álvarez, sin otra repuesta que la dada hace poco más de dos años.

La polémica surgida en estos años se suma al misterio que rodea una imagen singular, que algunos datan en 1301, cuando fue fundido, y que fue adquirida por el presbítero lagunero Ireneo González, procedente de un taller italiano, una de las pocas esculturas de bronce procesionales de Canarias, cargada de leyenda.

La historiadora Carmen Milagros González Chávez recuerda en su obra que “la historia de la imagen se remonta al presbítero Irineo González, quien la había adquirido en 1901 para la capilla que albergaría los restos mortales de su madre en el cementerio de Güímar. Sin embargo, sus grandes dimensiones cambiaron su destino y el Cristo permaneció en su casa hasta su muerte. En su testamento, manifestó su deseo de que el Cristo fuese donado a la ermita de San Juan de Güímar, barrio del que procedía su madre. Su ama de llaves incumplió dicha cláusula y entregó en su lugar un crucifijo grande, de pobre factura, mientras que la imagen de bronce fue vendida a una señor de Las Palmas de Gran Canaria, que la instaló en su casa. En 1930, la escultura fue devuelta por su último propietario, tras ocurrir ciertos sucesos extraños en su residencia (como ruidos durante la noche), al lugar que le correspondía, es decir, a la ermita de San Juan y, de allí, a la capilla del Calvario, construida tras recibir este legado y donde permanece desde entonces”.

Fervor y enigmas
Octavio Rodríguez, cronista oficial de Candelaria y Güímar, también se hace eco del enigma que rodea al Cristo negro, un misterio más de los muchos que se le adjudican a Güímar y del fervor que por él sentían algunos sacerdotes.

“Los vecinos – señala el cronista- recuerdan que muchos sacerdotes y fieles de fuera de Güímar acuden de vez en cuando a visitar al Cristo negro, y que incluso un cura que sentía gran fervor por la talla, era el padre Jesús Mendoza, quién fuera prior de la Basílica de Candelaria, fallecido el 17 de octubre de 2013”.

El Cristo negro tampoco ha pasado desapercibido para Juanca Romero, escritor especializado en fenómenos paranormales, que en este mismo periódico escribía que “aunque poco hay referido a estos hechos mágicos, aunque algunos cuentan que su naturaleza era extraordinaria, provocando movimientos de cosas, extraños ruidos y cambios bruscos de temperatura. Sea como sea, y al margen de connotaciones parapsicológicas o milagreras, el Cristo del Calvario siempre ha estado rodeado de controversia, y las miras de unos y otros por los motivos más diversos, permanecen atentas a esta talla. Polémica por ser centro de la teoría de los templarios, ya que no son pocos los que se aventuran en afirmar que se trata de una obra de inspiración templaria. La única conexión que podemos encontrar con este episodio de la Historia, es la proximidad del año de su fundición, establecida aún en período del Temple, antes de que los Caballeros de la Orden fueran ajusticiados. En la misma comarca, la talla de la originaria virgen de Candelaria y la de un Cristo oscuro”, comenta.

Para él, las razones de que el Obispado haya decidido no procesionarlo, se debe a que “no cumple con los cánones de la Iglesia”, principalmente por su aspecto austero. “Si a eso se une su halo templario, el material con el que está hecho y el color que tiene, sin brillo alguno, para la Iglesia es mejor no enseñarlo mucho y que pase al ostracismo como ocurre con otras muchas imágenes”, manifiesta Juanca Romero Hasmen.

Pedro Pérez / N.C.
Pedro Pérez / N.C.

La versión de la Iglesia

El párroco de Güímar, Pedro José Pérez (foto), nos remitió al Obispado para conocer las razones de que el Cristo negro no saliera en procesión el Domingo de Resurreción. Aunque en un primer momento se nos informó que esa información correspondía a Güímar, fue el vicario Domingo Navarro quien nos ofreció finalmente la versión desde el Obispado: “La procesión se hace como viene siendo habitual. Baja a la parroquia de Santo Domingo de Guzmán en Vía Crucis el Viernes Santo y el Cristo participa en la procesión magna de Güímar. La imagen retorna el Sábado Santo, en lugar del Domingo de Resurrección. La razón de este cambio obedece exclusivamente a la adecuación del ritmo pascual”.