Caso Arona 1 / 10ª jornada / declaran los testigos

“No tuvimos licencia porque no pagamos a Sierrra y los técnicos”, afirman los Ansorena

Ansorena Carrera durante su declaración / SERGIO MÉNDEZ
Ansorena Carrera durante su declaración / SERGIO MÉNDEZ

El décimo capítulo del juicio oral que se celebra en la Audiencia Provincial sobre el llamado caso Arona 1, tal y como se esperaba, no defraudó ante las graves acusaciones vertidas por los Ansorena, padre e hijo.

Tanto José Ramón Ansorena Carrera (hijo), que declaró durante tres horas, y José Ramón Ansorena Ormazabal (padre), que lo hizo durante una hora y media, coincidieron al afirmar que si no habían logrado desde el año 2000 a 2005 la licencia de obra para una urbanización de 206 viviendas en Ten Bel fue por haberse negado a pagar 45 millones de pesetas, tal y como se recoge en una conversación grabada en julio de 2002 al empresario Arsenio Zamora, que actuaba, según los Ansorena en nombre del exconcejal de Urbanismo, Félix Sierra, y los técnicos municipales (arquitecto y aparejador), Eliseo de la Rosa y Roberto de Luis, todos acusados por la Fiscalía de cohecho.

El primero en declarar -solo lo hicieron hoy ellos dos- fue Ansorena Carrera, que relató como le pagó a Arsenio Zamora en efectivo un millón de pesetas en 2001 y luego 9.000 euros, ya en 2002, antes de grabarle la conversión en el restaurante Las Rejas, el 10 de julio de ese mismo año, en donde les solicitaba los 45 millones de pesetas para lograr la licencia de una urbanización de 206 viviendas que nunca se llegaron a construir, pese a lograr el permiso formal en 2005, dos años antes de entregar la cinta grabada con la presunta extorsión ante el juez instructor Nelson Díaz, cuando Ansorena Carrera fue llamado a declarar como testigo tras la denuncia del 17 de enero de 2007 por el socialista Paco García Santamaría.

Ansorena Carrera relató, de manera pormenorizada, apoyándose en unos folios con fechas y datos, todo lo que sucedió desde que su padre decidió, junto a unos empresarios de Segovia, comprar una parcela de 12.000 metros cuadrados en Costa del Silencio, con el objetivo de construir viviendas residencias, una vez cambiado el suelo turístico a mixto, un trámite que era posible según le dijeron desde el Ayuntamiento de Arona.

Según el testigo, estos trámites los gestionaron con Eliseo de la Rosa, con Roberto de Luis y con Félix Sierra, aunque era frecuente la presencia de Arsenio Zamora en las reuniones, que “andaba como Pedro por su casa en la oficina de Urbanismo”.

“ Sierra, De la Rosa y Zamora nos aseguraron que podíamos empezar con las obras de excavación porque los informes de la Alcaldía para obtener la licencia de obras iban a salir a la semana siguiente y pasó la semana y no se tramitó la licencia”, según Ansorena Carrera porque no se pagaron seis millones de pesetas que le solicitó Eliseo de la Rosa.

Después, siempre según el joven empresario vasco, sí hicieron un primer pago de un millón de pesetas y otro de 9.000 euros para la tramitación de las licencias, según Arsenio Zamora, a quien se les entregó el dinero en metálico. Preguntado por la defensa porque pagó y no denunció la supuesta extorsión, el testigo declaró que “estábamos metidos en un gran proyecto y apostamos todo nuestro patrimonio”, añadiendo que “pagamos porque Roberto de Luis nos dijo que no le metiéramos prisa, que tenía mucho trabajo, y creímos que los pagos eran para que los informes los elaborara una empresa externa”. Mientras las licencias y los informes previos para obtener las mismas se demoraban, los Ansorena veían cómo se construía en las parcelas anexas, incluida la urbanización Costa del Sol, de Gomasper, con 415 viviendas, cuya parcela tenía un uso social-comercial, mucho más complicado que variar el uso turístico por residencial, “y nadie paralizó aquellas obras”, dijo.

Según Ansorena hijo, cuando Arsenio Zamora le pidió a su padre 45 millones de pesetas para obtener el informe jurídico favorable del Cabildo y para el concejal (Félix Sierra) llevara la licencia a la junta, en la denominada gasolinera de los taxistas en Llano Azul, éste decidió citar al empresario-intermediario en un restaurante para grabarle, algo que hizo en julio de 2002 con un micrófono colocado bajo su reloj “y apuntando a Zamora”, con una grabadora de cinta pequeña que entregó en 2007 al juez Nelson Díaz, después de digitalizarla en un DVD y hacer una transcripción de la misma.
Tras descartar el pago de los 45 millones de pesetas, “Eliseo de la Rosa se presentó en la obra y nos dijo gritando que os juro por mi madre que no vais a sacar la licencia nunca”. Dos días más tarde las obras fueron paralizadas por el aparejador Manuel Beutell, “por orden de arriba”, le dijo a los promotores vascos.

Ansorena Carrera reconoció que habló con todo el mundo de la grabación que tenía, incluido los alcaldes, Miguel Delgado y Berto González Reverón y que aunque en septiembre de 2005 pudo obtener la licencia, quizás por miedo de los “grabados” ya no les interesó porque la Ley 19/2003 impedía viviendas menores de 100 metros cuadrados, “y nadie financiaba eso, que nos costaba 270 millones”, diría después Ansorena padre.