Siempre había oído decir que Persia era un país muy interesante del oriente medio. Por su situación geoestratégica, por su imperio, algo parecido al de los incas de la América del cono sur, por su literatura y por sus afanes energéticos, además de militares. Su obsesión creo que era Grecia, por su filosofía y poderío militar. Luego los USA por su afán imperialista.

De literatura persa recuerdo Las mil y una noches, de la reina Scherezade, y la obra Así habló Zaratustra, en referencia al profeta Zoroastro por parte del filósofo alemán Niestzche. De poesía estaba Persia llena. Como de líderes imperiales a lo largo de su historia, entre ellos Ciro, Darío y Jerjes, quienes conocieron la guerra frente a los griegos. Quizás por ello eligieron a Persépolis como el ombligo de su imperio en el corazón del territorio persa. Algo parecido a cuando los incas eligieron a Cuzco como el ombligo del mundo andino en la época precolombina. De Persia me contaron cosas cuando el geólogo portuense Telesforo Bravo fue contratado profesionalmente, para asuntos relacionados con el agua, en los años de la década de 1950. Luego tuve la oportunidad de conocer el aeropuerto de Teherán, cuando viajamos a Bali en octubre de 1978 a un Congreso Forestal Internacional.

Hicimos escala técnica para repostar de combustible el avión que nos transportaba, pero lamentablemente no nos dejaron bajar por culpa de la revolución. Un grupo de soldados armados custodiaba el avión mientras se llenaba de combustible el depósito. Luego nos enteramos que a los pocos meses el sah persa había perdido el poder y fue sustituido por el ayatola Jomeini. De Persia se pasó a Irán.

A principios del siglo XXI, en mi etapa de eurodiputado por CC, soy invitado por el embajador de Irán en España a participar en una entrevista en Madrid. Asistí a la reunión y el diplomático iraní me planteó la posibilidad de continuar las reuniones que había mantenido con el Gobierno de Canarias sobre turismo. Les gustaba el modelo de desarrollo turístico en el Archipiélago y le interesaba un acuerdo de cooperación para aplicarlo a unas islas que tenían en su territorio. La vieja Persia quería abrir sus puertas a los viajeros pese a que el petróleo y la energía nuclear mantenían una guerra fría entre Irán y USA.

Al igual que con Cuba, pero recientemente se produce un cambio político y todo cambia en el mapa diplomático mundial. A nivel español llega a hablarse incluso de una posible refinería en Tenerife. Comienza lo que llamo La ola de Irán.