al golpito

El rescate de los valores

Vivimos tiempos difíciles, complejos y de incertidumbres. De una realidad dura y comprometida para muchas personas. Muchas son las familias que se han visto abocadas al cambio de una nueva vida; de otra manera de vivir con lo puesto. Una crisis, económica, política y social, que de alguna manera está poniendo a prueba la tolerancia y el sacrificio de millones de personas que se han visto afectadas por lo anteriormente señalado. También, otra de las graves crisis que se han venido suscitando en este país es la ausencia de valores. Las nuevas tecnologías, esa nueva Revolución industrial de la informática, se convierte en el nuevo aliado de gran parte de la humanidad. Es decir, el dialogo, la comunicación entre la personas, las familias, amigos, la lectura de un libro de papel, periódicos, apenas existe. Parecemos autómatas; ludópatas de las nuevas tecnologías digitales. De alguna manera, con tantos descubrimientos y cambios tecnológicos, nos adelantamos a nuestro propio tiempo. Es cierto que hemos evolucionado en el campo de la tecnología, que se ha recuperado mucho terreno, muchas horas de espera, muchas comodidades, pero todo ello nos absorbe hasta la ausencia de los valores humanos. Se habla del riesgo que representa la utilización de la tecnología en lo que trae que a las personas ya no les importen los valores, evolución tecnológica que influencia mucho en el crecimiento y desarrollo moral, pues Internet ya es utilizado para sus satisfacciones personales de muchos tipos de adicciones no éticas, donde los valores se ven afectados con estas clases de problemas sistemáticos que han influenciado en jóvenes y adultos, los cuales se ven más atraídos por las cosas modernas y se olvidan de los valores. La enseñanza y los valores de antaño servían para educar y formar a los niños normas básicas para su vida, y enseñarles normas y valores sobre la importancia de cada uno de ellos y cual era su objetivo, especialmente cuando la tecnología no era tan avanzada y no había la cantidad de cosas que vemos y utilizamos actualmente. La adicción a los juegos cibernéticos, la distracción, el peligro por la presencia de pederastas en las redes sociales, entre otras muchas más cosas negativas, provocan peligros inminentes para muchas personas. Sin duda, somos dependientes de la tecnología, de nuestra propia evolución. Por otro lado, muchos jóvenes talentos de nuestro país se han visto obligados a emigrar a otros países de Europa, motivado por la señalada crisis económica. No obstante, y en lo que respecta a la salida laboral de muchos emigrantes españoles a otros países europeos, hay que destacar que no siempre ha sido lo positivo que debiera ser. Es decir, también en Europa existen los contratos “basura”, provocando que muchos emigrantes hayan tenido que buscar otras alternativas a otros países o regresar al país de origen. Es por ello que las sociedades contemporáneas están caracterizadas por una ausencia de valores. La corrupción, las mentiras, el miedo, robo, la violencia lo evidencia; las que crearán confusión, desorientación en las personas y darían lugar a un mal comportamiento, de índole patológico, incluso, en personas que los presencian día a día, a través de diversos medios de comunicación y en la propia realidad. Por si fuera poco, una parte de las clases políticas en España siguen dando ejemplos negativos a la nueva y madura generación, especialmente cuando nos referimos a la corrupción. Ejemplo más claro, la reciente detención de 24 personas por la Guardia Civil en el Ayuntamiento de la provincia de Valencia, que fueron gobernados por el PP, la Diputación provincial y la Generalitat. ¿Dónde están los valores humanos? ¿Dónde están la ética y moral de estás personas? ¿Qué ejemplo pueden dar y transmitir a la generación joven? Así, y durante muchos años, España se ha visto infectada por la corrupción; por la ambición de los poderes fácticos, provocando una riada de ausencias de crisis de valores. Nuevos cambios, nuevas culturas económicas, políticas y sociales, vienen engendrándose en el vientre de Europa. Las consecuencias de futuros no prevén buena sensaciones, especialmente para las nuevas generaciones que vienen detrás de las nuestras. Es por ello que el rescate de los valores es necesario y prioritario. Es como el que tiene mucho dinero, pero no tiene salud. La crisis económica no viene por casualidad. La engendra el ser humano, los poderes fácticos; las ideologías revolucionarias; las derechas radicales, arrastrando a su paso la de los valores, sumergiéndola en otra grave e importante crisis social.