ECONOMÍA

El sector marítimo demanda oficiales

Antonio Padrón, en la torre de control de Salvamento Marítimo, en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. / FRAN PALLERO
Antonio Padrón, en la torre de control de Salvamento Marítimo, en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. / FRAN PALLERO

La crisis económica ha llevado de cabeza a mucha gente a las colas del paro. De sobra son conocidas las cifras de desempleo y la Universidad, desbordada, ha sido incapaz de cubrir las demandas del mercado laboral. No en vano, en estos siete años de crisis, la institución universitaria ha sido una auténtica máquina de fabricar parados. Bajo este panorama, la profesión de marino se presenta, especialmente para los jóvenes, como una opción no solo para salir del paso y mantener a la familia sino como una oportunidad para viajar y conocer mundo.

Antonio Padrón es capitán marino y vive con auténtica pasión su profesión. Además, acaba de ser nombrado embajador marítimo de la Organización Marítima Internacional (OMI) cuya misión es difundir por todo el mundo las ventajas de las profesiones marinas.Una labor que Padrón desempeña con devoción. “Canarias está rodeada de mar”, explica, “pero sin embargo vive de espaldas a el. No somos conscientes de la labor tan importante que se hace en los puertos”. Y es que la vinculación al mar no viene solo de la mano de los oficiales o los capitanes. También está la mecánica naval, la arquitectura naval, la economía o el derecho marítimo, donde es fundamental tener conocimiento de los convenios internacionales.

El transporte marítimo supone el 90% del transporte mundial. Más de 50.000 buques se dedican al comercio internacional. Esto supone que hay más de 1,5 millones de marinos de todas las nacionalidades, además de crear más de 15 millones de empleos indirectos. En la actualidad, trabajan más de 500.000 oficiales en buques de navegación internacional.

En el año 2030, según datos de la propia OMI, se necesitarán en torno a los 850.000 oficiales. Teniendo en cuenta las jubilaciones, es preciso desde ya formar a unos 600.000 oficiales, es decir, que para poder cubrir esta demanda deberán formarse unos 40.000 oficiales al año. Todo ello, sin tener en cuenta las necesidades de la administración, los puertos, las empresas marítimas, los astilleros, así como la industria de la reparación naval. ¡Lo que darían algunos sectores por tener esta demanda de empleo!

Déficit de alumnado

Aún así, no hay jóvenes para cubrir estas plazas. Hay siete Escuelas de Náutica en España, una de ellas, en Canarias. Se trata de una de las escuelas más antiguas y con más tradición. “Es una pena que no se aproveche como debiera”, señaló Padrón. Es verdad que se ha incrementado el número de alumnos, pero aún sigue siendo escaso. Hoy en día hay 160 alumnos en primero de Náutica, pero es que hace unos años no pasaba de 25. Y lo mejor de todo es que de la carrera de náutica el 100% de los alumnos sale con empleo. “Otra cosa es que no quieran dar el paso y salir extranjero, porque en España la flota de barcos es pequeña y hay menos posibilidades, pero que salen con trabajo es seguro”. La razón de que no se demande esta profesión está, según Padrón, sobre todo, en el desconocimiento del oficio. “La gente no se suele acercar al sector marítimo, lo ve como algo desconocido; muy lejano”. Sin embargo, el sector necesita de profesionales de los que nutrirse para poder funcionar. Hay que tener en cuenta que en un buque de mercancías, por ejemplo, van desde oficiales hasta cocineros, médicos, camareros y mecánicos. Pero es que en un barco de pasajeros van hasta periodistas y relaciones públicas y animadores. La ventaja es que todas estas personas pueden ejercer en cualquier parte del mundo. “Un médico o un abogado tiene muy difícil ejercer su profesión, por ejemplo, en Estados Unidos, pero en un barco sí puedes trabajar porque hay convenios internacionales que lo permiten”. El único inconveniente, añadió Padrón, “es el tiempo que pasas lejos de tu familia”. En ocasiones, dependiendo del barco, son de dos a tres meses, pero a cambio no solo está la compensación económica, muy cuantiosa, y el buen régimen de vacaciones, sino que se trata de un trabajo “donde ningún día es igual que el otro; y esto no se puede decir en muchas profesiones. “Los cielos estrellados y los amaneceres que se ven en alta mar son imborrables”. Además, para Padrón el hecho de conocer mundo y gente de diferentes culturas es una ventaja que hay que valorar porque “enriquece” a la persona. Es verdad que el sector marítimo puede resultar apasionante por este tipo de ventajas, pero como en cualquier puesto de trabajo, el salario ocupa uno de los primeros puestos a la hora de decantarse por un empleo. En este caso, también está en la lista alta. Dependiendo del buque, el sueldo de un oficial está en torno a los 5.000 ó 6.000 euros mensuales. Una cifra que asciende a los 35.000 si eres capitán, por ejemplo, de las plataformas que hay atracadas en el puerto. “Además, se trata de un salario que no gastas mientras estas en la mar”.

Cuando un oficial embarca no tiene gastos extras, salvo los que realice cuando está en tierra. Trabaja, también según el buque, uno o dos meses seguidos y después libra otros dos. Esto es el caso de la mar. “Una vez que quieres formar una familia y quedarte en tierra o estás cansado de embarcar, también tienes múltiples opciones de trabajar en tierra”.

El idioma del marino

No existe ninguna aptitud especial para ser marino. “Simplemente que te guste la mar” y, eso sí, “saber inglés”. “El inglés”, explicó Padrón, “es el idioma del mar, y cualquier persona que se embarque tiene que saber hablarlo”. Padrón reconoció que hay muchos alumnos que no se “atreven” a embarcarse en el extranjero o no dan el paso “porque no saben inglés. Los daneses, turcos o noruegos saben inglés porque su idioma no se habla en ningún otro sitio, pero el español se puede hablar hasta en la Quinta Avenida de Nueva York; además, claro, de la extraordinaria escuela de dobladores que hacen que veamos las películas en un magnifico castellano”.

No obstante, Padrón afirmó que, a pesar de estas condiciones, siguen quedando plazas libres. “El otro día quedó desierta una plaza de inspector de seguridad marítima. Un trabajo de por vida y muy bien remunerado”, explicó Padrón.

Las mujeres también se han ido adaptando a este sector. Si bien, hasta hace unos años, se trataba de un oficio liderado mayoritaria por hombres, en la actualidad también “hay muchas mujeres que se están decidiendo por esta profesión. “Es verdad que para una mujer puede ser un handicap si quiere formar una familia”, declaró Padrón, “pero todo esto ha cambiado, sobre todo porque ahora hay muchas opciones para quedarte en tierra y ejercer tu profesión en el puerto”.

Para poder ejercer la profesión de marino, los estudiantes de náutica deben de realizar un período de embarque obligatorio de 12 meses. A pesar de esto, Padrón explica que, hoy por hoy, los estudiantes encuentran “serias dificultades” para realizar estos períodos obligatorios y, como consecuencia, para obtener su título profesional. Las navieras nacionales embarcan en torno a 200 alumnos al año, pero la necesidad de embarque alcanza a más de 600 estudiantes.