superconfidencial

Verdades y mentiras

1. Miren, yo reconozco que he tenido cierto éxito en la profesión y que ello tiene que despertar, por narices, envidias diversas, sobre todo entre los mediocres. Canarias está llena de mediocres y muchos de ellos no son canarios. Son godos, a los que hemos dejado entrar en gestos magnánimos que los canarios ejercitamos de vez en cuando. Esta profesión es propensa a la envidia, probablemente más que cualquier otra, porque la ejercemos, por escrito o de viva voz, por medio de altavoces muy poderosos. Por regla general, los “periodistas” de provincias son unos robaperas, muchos de los cuales no han sido capaces de seguir una carrera universitaria; o la han logrado hacer a trancas y barrancas, a última hora; y la ejercen falsificando currículos. Y yo sé lo que me digo. Pero eso da igual, allá cada cual con su modo de actuar. A mí siempre me ha importado muy poco lo que se dice sobre mí, tanto lo bueno -que es poco- como lo malo -que es mucho-. Siempre digo que en una sola vida no caben todas esas falsas hazañas y para que fueran ciertas tendría que haber vivido tres veces.

2. Toda mi vida me he reído de los bulos. Los hay de todos colores, pero no les voy a dar el gusto a los inventores y propagadores contándolos. Aunque algunos me parecen muy divertidos. Ya sé que no es normal que yo haya vendido 30.000 ejemplares de la serie del mago, como les dije el otro día; y 23.000 ejemplares de Tenerife, qué añoranza y sucedáneos -libros de postales antiguas-, que están repartidos por todo el mundo. Ni que durante 46 años haya publicado miles y miles de artículos y reportajes que la gente ha devorado. Qué decir de la radio, la televisión, las revistas. Qué decir de mis viajes por medio mundo. Da igual, algunas aventuras han sido muy buenas y en otras he fracasado. Pero lo mismo que siempre hay un mago mirando, siempre hay un envidioso dispuesto a lanzar un bulo.

3. Ahora que todo se acabó, que soy un pobrecito pensionista, ¿por qué sigo en la boca de los mismos de siempre? Coño, que me dejen en paz, que ya no molesto, que me empujan y me caigo -bueno, ya será menos- y que intento pasar el tiempo que me queda esperando que el Real Madrid gane una puta Liga y otra Champions. Y ya está. ¿Qué tengo yo que mi vida interesa tanto y, además, no tienen ni puta idea de lo que hay?