Estarás de acuerdo conmigo sobre lo hermoso que es conversar, hablar con otra persona, el poder dialogar. Esto nos lleva a un ambiente propicio para mantener una conversación cara a cara con otra persona, que dialoga a través de esa danza especial, con la música de las palabras y el movimiento de dos cuerpos que se expresan. Quizás hoy podría parecer propio de seres de otros tiempos. Sin duda hoy vende más el formato pequeño y descafeinado con una baja carga emocional que es el diálogo digital. Como hemos comentado en múltiples columnas, los otros, nuestros iguales, esas personas que conforman nuestro mundo, y esas relaciones que potenciamos con los demás que nos llevan a intentar comprenderlos, entenderlos y al mismo tiempo el mitigar esa necesidad casi de supervivencia que nos lleva a querer ser comprendidos y poder así comunicar esos más de 70.000 pensamientos diarios que permanecen atrapados en nuestra mente.
Es fundamental entender cómo las palabras que conforman nuestros múltiples diálogos dotan de sentido nuestra realidad, generando una conexión con nuestro mundo emocional. Un mundo que cobra sentido en función de las mil y una historias que nos vamos contando y al mismo tiempo han pasado a formar parte de ese nuestro peculiar mundo interior. Ciertamente, cada palabra dicha en un tiempo determinado evoca una emoción, nos produce un sentimiento. Sin duda el dialogo positivo, que va dirigido a generar emociones como la alegría, la esperanza, esas emociones que amplían y transforman nuestro mundo, puesto que nos construyen. Como ves, ese diálogo propio o ese otro que entra a través de las conversaciones que mantengo con los otros nos enriquece y nos aporta valor.
En alguna ocasión me habrás oído comentar que nuestra vida comienza en el capítulo uno de nuestra historia de vida, historia que escribes con palabras que te acarician o desgarran. Y así construimos nuestro presente y proyectamos nuestro futuro, queriendo elegir esas palabras que nos trasladen a nuestro momento actual. Pero al mismo tiempo es fundamental que releas tu historia y escribas en tono de aprendizaje, esos momentos que puedan plantear que tu libro de la vida se haya transformado en un drama constante.
Sin duda alguna, esos diálogos que nos permiten recoger y apreciar nuestro mundo nos van a permitir transformar esas ideas y mensajes negativos. No te pido que los niegues, sino que cuando los conoces tienes un arma en tus manos que te permite aprender a transformarlos, lo que te hace crecer y cambiar en positivo.
*PSICÓLOGO Y MIEMBRO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE PSICOLOGíA POSITIVA
@jriveroperez