Dentro de cada creyente vive un ateo. Más o menos grande, más o menos poderoso o influyente. Pero ateo. Se nota en nuestras faltas de coherencia; “de consistencia”, que diría un jesuita cuyos textos transito
Oye, no falla. Es asomar la campaña electoral y ver cómo la mayoría de políticos empieza a desenterrar el cajón de las promesas pasadas con su inagotable ración de mamarrachadas
Pues anda que no pone alto el listón el apóstol Juan en uno de sus textos, que hoy leemos en los templos. Nos plantea la prueba del algodón para identificar una fe verdadera: conocer a Jesús
Con la actitud del pobre Tomás, al apóstol me refiero, nos ponemos muy tiquismiquis. En un alarde de peligrosa simplicidad, demasiado a menudo usamos el incidente de su incredulidad para prevenirnos contra la falta de fe
Los nuevos capiteles de nuestra catedral son una imagen de lo que es la diócesis. Me atrevo a más: esa original manera de coronar ahora las columnas del templo madre bien merece ser considerada una metáfora del devenir de la Iglesia.
Yo entiendo lo que le pasó al copiloto que causó la tragedia de los Alpes que ha parado la respiración al mundo entero. No lo excuso, porque eso sería lo mismo que vomitar sobre la memoria de las víctimas y bailar sobre el dolor de sus familiares
José es un hombre de altas miras. Por eso no ha pasado a la Historia como el cornudo de oro, sino como un molde sobre el que cocer a fuego lento a los mejores creyentes
Esto de los sacrificios, las mortificaciones, los buenos propósitos de temporada… No estoy en contra de las prácticas cuaresmales, no vaya a ser que mañana tenga que pedir asilo a la Iglesia copta
En sendas ocasiones he tenido que decir a dos personas muy cercanas algo que aún hoy me repugna: «Si quieres aprobar Filosofía, pon en el examen lo que el profesor quiere leer, no lo que piensas de verdad»
La historia del llamado diluvio universal ilustra una de las controversias más estériles e innecesarias entre creyentes no ilustrados y presuntos expertos en todología
El dolor es la realidad más parecida a la muerte que conozco. Cuando duele, el mundo se detiene, la vida hace un paréntesis y pareciera que la noche ha caído para siempre
No soy yo de repetir temas en esta cita semanal con mis amables y sufridos lectores. Ayer, sin embargo, los dedos se me iban al teclado para escribir nuevamente sobre el papa Francisco
Me había propuesto no escribir sobre el tema, aunque sabía que éste es el tipo de tentaciones en las que quiero caer. Me refiero a escribir sobre la matanza de periodistas y otras personas perpetrada por extremistas islámicos en Francia
Algunos no recuerdan ya dónde y cómo empezó la cosa. Me refiero a que muchos creyentes no guardan memoria de por qué comenzaron a serlo, de cuál es el camino que han recorrido y de por qué siguen llamándose así
Mi ciclomotor es el primer medio de transporte que conduzco, pues ni las admoniciones del obispo Felipe ni los consejos del entonces vicario Bernardo sirvieron de nada en su día
Hay momentos en la vida que marcan la frontera entre una persona infantil y otra madura, sin que la edad física sea el argumento más decisivo para ubicar a alguien a uno u otro lado de esa linde
Mientras lee este texto, a millones de kilómetros de la Tierra un robot único en su género descansa sobre un cometa y le acompaña en su recorrido hacia el Sol