Estoy seguro de que César Fernández-Trujillo de Armas también estará infinitamente agradecido, aunque su humildad y su timidez le harían decir que “no es para tanto”, que él lo único que quiso hacer fue trabajar con honradez y decencia, hasta el último momento
Considerado un maestro por sus compañeros de profesión, Paulino Rivero ha destacado de Fernández Trujillo precisamente la «coincidencia generalizada en considerarlo no sólo un tremendo profesional, sino una gran persona, un hombre de bien con un corazón enorme»