trac tici tac >

Viejas heridas

La desatada sangre, fiera y loca, / suelta en claras cascadas de suspiros, / vuelve ordenadamente desbravada / al mapa de sus ríos y lagunas”. (Domingo López Torres)

trac tici tac >

Stop - Por César Martín

Relájate. Destensa la mandíbula y respira un poco. Bájame el labio, que dicen por aquí y no cojas nervios. Vives a toda prisa sin sentir nada y te va a dar un algo, un jamacuco, un yeyo o vete tú a saber

trac tici tac>

Ideas - Por César Martín

Por ideas que no sea. Las hay buenas, muy buenas, excelsas y maravillosas, fruto del ingenio más refinado, de las mentes más brillantes (que alguna queda pese a la fuga de cerebros). También están las utópicas, las irrealizables, pero claro, el papel lo aguanta todo y soñar es gratis hasta donde sé.

trac tici tac> Destino causal - Por César Martín

Destino causal - Por César Martín

La conversación arrancó como si hubiéramos estado en uno de esos cafés de tertulias artísticas, tipo Café Gijón, donde se suceden singulares encuentros que llevan a mil y un temas diferentes

Trac tici tac > Querido  Alberto - Por César Martín

Querido Alberto - Por César Martín

En el salón de tu casa ando pensando en que he quedado en una hora para comer contigo, en lo extraordinario de este hecho, en que igual nos vendremos arriba entusiasmados, que mira que nos gusta…

trac tici tac> Ínsula (apuntes) - Por César Martín

Ínsula (apuntes) - Por César Martín

No somos nosotros los que aguardamos en ella; es la isla la que espera. Persevera en el tiempo, mitiga el espacio. Usa los elementos de manera adecuada, atrapando al habitante en sus contrastes de soledades y bullicios

trac tici tac > Génesis - Por César Martín

Génesis - Por César Martín

De cuando en cuando miro hacia atrás. No es que piense que todo pasado es mejor, porque soy más de lo que cantaba Jorge Drexler: “No hay tiempo perdido peor, / que el perdido en añorar”

trac tici tac > Demasiado ruido - Por César Martín

Demasiado ruido - Por César Martín

El reloj del salón no cesa su constante carrera. Es implacable y tenaz, señala con férrea disciplina el transcurso del tiempo, fiel al compás, marcando metronómicamente cada segundo, negra a sesenta, el eterno adagio