Al extremo de la Alameda lo llamaban algunos lugareños, cariñosamente por su forma, ‘La Popa del Joaquina’, en recuerdo de la goleta con ese nombre que -cargado de exquisitas maderas, especialmente de caoba- habían hundido en la Primera Guerra y cuyos tripulantes se salvaron y alcanzaron Canarias
Parecería que la sabiduría del hombre de a pie supera a la de nuestros políticos a la hora de percibir dónde están los pilares que sostienen a las sociedades más avanzadas