A los presuntos periodistas del misterio (los que venden supersticiones y tonterías ocultistas como las psicofonías, los platillos volantes, la homeopatía y otras alternativas a la lógica elemental) se les llena la boca con la palabra investigar
El miedo a lo desconocido es un aspecto del que los empresarios del más allá se aprovechan como vampiros (con respeto para los pequeños murciélagos reales consumidores de sangre de aves y ganado)
La cantidad de disparates vertidos por pseudohistoriadores y pseudoarqueólogos en el siglo XX y el actual es enorme. Se hacen llamar alternativos, pero en realidad son vendedores de patrañas y de interpretaciones alucinógenas de la historia
La demostración irrefutable de la existencia de poderes paranormales, visitantes extraterrestres y fantasmas, de lugares “mágicos”, de la capacidad curativa de las brujerías terapéutico-alternativas y otras muchas cosas propias de las creencias ocultistas parece imposible
En la necesaria web La lista de la vergüenza, en la que van quedando registrados los desatinos que las universidades españolas cometen al dar espacio a vendedores de crecepelos variados, medicinas alternativas, asombrosas conspiraciones y otras modas publicitarias, apareció también la ULL, pero para bien
Nada mejor que una historia romántica para servir de sustento a una casa encantada. ¿Qué les parece el caso de una supuesta señorita a la que su familia desea casar con un sujeto al que ella no quiere ver ni en pintura, y, como la cosa no tiene solución, se quita de en medio?
Si bien no son un colectivo nuevo, sí ha proliferado en lo que va de siglo: se trata de una especie de presuntos periodistas que cuentan sus refritos de patrañas sobre enigmas y misterios en la prensa, la radio y la televisión, y no explican nada, ni aclaran ni ofrecen nunca una opinión crítica de los temas de los que se ocupan