Las víctimas eran captadas en su país de origen con la falsa promesa de conseguir un trabajo remunerado en la recolección de ajos y cebollas y alojamiento digno en España
Las victimas, dos ciudadanos de origen marroquí, contratados por dos horas diarias como jardineros, eran obligadas a realizar jornadas de hasta 10 horas diarias percibiendo 70 euros semanales y teniendo un día a la semana libre, el cual según las necesidades del empresario podía ser disfrutado, o no
Las investigaciones se iniciaron en el mes de agosto del año 2011, cuando un familiar de una de las víctimas presentó denuncia en Benidorm, poniendo de manifiesto que una familia se encontraba retenida contra su voluntad, siendo explotada laboralmente por un grupo de personas de nacionalidad rumana en Albacete