las pequeñas cosas > Irma Cervino

Maldito cristal - Por Irma Cervino

La bola mágica que había llegado en un paquete a nombre de la Padilla y que -como ya conté la semana pasada- interceptó Úrsula, estuvo retenida varios días en casa de las hermanísimas que la escondieron en el baúl de madera de roble blanco, tallado por su bisabuelo Pedro Arcadio

LAS PEQUEÑAS COSAS >

Presente o futuro - Por Irma Cervino

El ascensor está de nuevo operativo y Pepe, el policía destinado a nuestro edificio, ha regresado de Villagarcía de Arousa, a donde se marchó en Navidades para ver a una tía enferma. Así que, desde el lunes, Carmela está que no cabe en sí de gozo

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Presente o futuro - Por Irma Cervino

El ascensor está de nuevo operativo y Pepe, el policía destinado a nuestro edificio, ha regresado de Villagarcía de Arousa, a donde se marchó en Navidades para ver a una tía enferma. Así que, desde el lunes, Carmela está que no cabe en sí de gozo. El tráfico intenso de la escalera ha disminuido y ya no tiene tanto que limpiar

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Algo inesperado - Por Irma Cervino

El tráfico se ha descongestionado en la escalera y es que, por fin, volvemos a tener ascensor. A mí realmente me da igual. No suelo usarlo pero eso de tropezarme con medio edificio subiendo y bajando, me estaba empezando a estresar un poco

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Esto no hay quien lo entienda - Por Irma Cervino

La semana ha sido intensa. El lunes Pepe, el policía científico que estaba destinado a nuestro edificio en busca de un asesinato que nunca se llegó a producir, nos dijo adiós. Su jefe decidió cerrar el caso porque, si en tres semanas no había ocurrido nada, podíamos estar tranquilos

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El golpe - Por Irma Cervino

Menos mal que el médico que atiende a Úrsula es privado. Le pedimos una consulta el martes y esa misma tarde nos atendió. En realidad fuimos a preguntarle si había alguna solución para que la presidenta accidental accidentada dejara de hablar alemán

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Cada loco con su tema - Por Irma Cervino

El maestro zen de la Padilla lleva toda la semana intentando hablar con ella pero Tito se niega a que su madre vuelva a relacionarse con él porque piensa que con sus “extrañas enseñanzas” le ha lavado el cerebro hasta convertirla en una mujer de buen carácter, cosa que está mal vista en la familia

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Sherlock y Watson - Por Irma Cervino

Un trozo de papel con una dirección manuscrita nos puso sobre la pista de la Padilla, tras su repentina desaparición días atrás. Carmela encontró la prueba, por casualidad, en una de las ranuras del ascensor, mientras subía con el cubo de agua a limpiar el rellano del ático

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Tras el rastro - Por Irma Cervino

La Padilla lleva cinco días desaparecida y nadie sabe dónde puede estar. Me enteré de casualidad cuando vi cómo la policía interrogaba a Loli, su cuñada, a la que un día antes había medio contratado para limpiar la escalera del edificio, dada la situación de insalubridad insostenible a la que habíamos llegado, tras la marcha de Carmela

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Quién vive ahí - Por Irma Cervino

Nunca pensé que una grieta acabaría uniéndonos a todos. Al menos físicamente. El lunes cuando regresaba de trabajar me encontré con Mejuto el propietario del edificio de enfrente que entraba, descamisado y medio sudoroso, en nuestro portal

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De aquí no sale nadie - Por Irma Cervino

Juanpe ha rehecho su vida en el edificio de enfrente. El sueldo de conserje que le da Mejuto le llega para el alquiler el apartamento del segundo izquierda y para comprarle comida a su bebé sin necesidad de pedir prestado

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Las supernanis - Por Irma Cervino

Suelo creer lo que me cuentan pero la tarde en que Bernardo tocó en mi puerta para decirme que Úrsula se había ofrecido a cuidar al bebé de Chaxi y Juanpe le pedí por favor que se dejará de bromitas

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Caliente, caliente - Por Irma Cervino

El calor está haciendo estragos este verano en la Isla y más en el edificio que se ha convertido en un auténtico horno. La abuela Padilla se ha obsesionado tanto con la temperatura que ha colocado un termómetro en el portal y, cada media hora, manda a su hijo Tito a que lo consulte, “no vaya a ser que se caliente demasiado”

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Un verano de película - Por Irma Cervino

Este verano el edificio registra lleno absoluto. La crisis ha hecho mella y nadie ha salido de vacaciones. Lástima. Debo confesar que deseaba como agua de mayo que algunos de los vecinos se marcharan fuera por unos días. No sé si lograré superar el mes de agosto

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Han perdido el juicio - Por Irma Cervino

Tras el terrible accidente en el que estuvo a punto de envenenar a Tito, el hijo de la Padilla, creyendo que le servía un gin-tonic cuando en realidad era lejía, se siente vigilada. Y eso que todavía no se ha enterado de que en el barrio ya la conocen como “la bruja de la escalera”

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Urgencias - Irma Cervino

Nunca antes un sarampión había huido tan rápido del cuerpo de una persona”, me confesó don Matías, el médico de las hermanísimas, cuando vino a comprobar cómo seguían. En apenas una semana han recuperado el color y su peso pero, por desgracia, también su genio; sobre todo Úrsula, que ayer me echó en cara la poca gracia que tengo para la cocina

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El reconocimiento - Por Irma Cervino

Estoy pensando dejar el edificio. Últimamente, tengo pesadillas en las que veo cómo el ascensor llega a mi piso, se para y, cuando abro la puerta, en realidad es la boca de Úrsula que se ha tragado a la abuela de los Padilla

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Por prescripción médica - Por Irma Cervino

Afortunadamente, Terencio se recuperó de su bronquitis causada, según el médico, por el excesivo tiempo que pasó en el agua algo que, debido a su edad y por su delicada salud, podría haber terminado mucho peor. El disgusto puso tan nerviosa a Úrsula que le echó toda la culpa a Brígida por haber descuidado a su hermano