Chasogo

Un hombre bueno - Por Luis Espinosa García*

Era un hombre tranquilo, muy tranquilo, no como el personaje de John Wayne, pues a este que me refiero jamás se le ocurriría levantar la mano con intención de agredir. Ni mucho menos. Porque era tranquilo y bueno. Sereno sería, tal vez, la palabra justa

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El profesor

Hubo una época en la que di clases en un colegio. No lo pasaba mal, me divertía a ratos y preparar las clases no me resultaba excesivamente complejo. Dadas mis manías de hacer senderismo e intentar patear hasta el último rincón de la isla, en una ocasión convencí a mis alumnos, bueno a unos cuantos de mis alumnos (realmente a tres)

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Pensamientos - Por Luis Espinosa García*

Cuando murió su esposa, don José de Estrada y Miranda-Ruiz decidió que, a sus años, ya estaba bien de soportar humos, aglomeraciones y ruidos en la ciudad y se marchó a su hacienda del campo junto con el viejo matrimonio que había sido su leal compañía durante décadas

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Falca - Por Luis Espinosa García

Qué hacer en aquel villorrio durante las próximas horas? Pensando, pensando, decidí comentar a mis compañeros de viaje en la averiada guagua, que me iría dando un paseo carretera adelante hasta que ellos me alcanzasen

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Barranco de Las Lajas - Por Luis Espinosa García

De nuevo, con la mochila a la espalda y con la mente y el corazón bien dispuestos, vamos a intentar recorrer, en pocas líneas, otro barranco tinerfeño. Inciso: estos lugares no se leen, se patean, se admiran y se recuerdan el resto de tu vida si tienes un mínimo de sensibilidad y de cariño a la naturaleza

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Bujamé - Por Luis Espinosa

Según dicen los diccionarios barranco es un cauce provocado por las corrientes de agua que permanece seco mientras no haya lluvia y, según otros, prerromano, es un torrente profundo

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La hombría medida por un largo de tela - Por Luis Espinosa García

Existió una fecha, hace muchos años, que aún los mayores no hemos olvidado. No aparecía en los calendarios, los números en éste no estaban tintados de rojo ni de otro color que destacase; no estaba encapsulada en un día fijo, ni siquiera en una semana determinada. Era la puesta de largo varonil, o, por lo menos, así la llamo yo