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LA COLUMNA > MANUEL IGLESIAS

De aquellas lluvias recogen estos lodos

   

Suceda lo que suceda con los movimientos de protesta que han venido a animar el mundillo de las noticias políticas en los días finales de una campaña electoral que se mostraba cada vez más plana, lo que pasa hasta ahora pega un aldabonazo en la actualidad.

Uno de los cambios más importantes que los sociólogos consideran que se ha producido en relación a las costumbres, es la sustitución de las personas mayores como elementos de referencia sustituidos por los propios jóvenes convertidos en el modelo a imitar. No es de ahora, su ejemplo más destacado fue hace más de cuarenta años, en mayo de 1968, cuando se generaron en Francia unos movimientos revolucionarios contra el sistema. Que, también hay que decirlo, derivó a la ilegalización de los grupos de extrema izquierda, elecciones anticipadas y consolidación de gobiernos de derecha en Francia durante varias décadas.

Aunque resulte impopular decirlo, sería bueno bajarle algo el papel de las cacareadas redes sociales en las convocatorias, porque quienes cantan tanto protagonismo son los mismos que se benefician de presumir de su importancia. Más bien son los medios informativos los que han proporcionado el 75 por ciento del éxito de este movimiento, bien sea dando espacio informativo o colocándolo como asunto de análisis de especialistas y razonándolo. Es difícil pensar que con todo lo que han dado las televisiones, las radios y los diarios, el efecto de convocatoria haya sido el de las redes. Pero, en fin, como es de modernos afirmarlo, en eso estamos. Pero creo que detrás hay ideas y movimientos sociales más serios y profundos que un mero mundo parcialmente friki.

En este fenómeno hay que considerar que no se puede pensar que hay una política constante de reducción de ventajas sociales y derechos ciudadanos y que no va a pasar nada. Esta presión a la baja y sensación de merma de servicios y que parece no tener tregua, llega un momento que tiene que soltar contenido por algún lado.
No se puede cambiar tanto en tan poco tiempo y jugar con las palabras para disimular los hechos, porque la realidad es tozuda, tanto para los millones de parados como para aquellos pequeños empresarios que han tenido que echar el cierre. Tal vez estos sectores no compartan todo lo que se reclama en estas concentraciones , pero anímicamente sí están de acuerdo en lo que no les gusta.

Zapatero decía que el modelo que se cuestiona es el que ha proporcionado mayores cotas de bienestar y representatividad en todo el mundo. Es verdad, pero no se ha sabido transmitir esa imagen en España, sino que todos, Gobierno y oposición y afines a ambos, en su empeño de lesionar al otro, se han venido deteriorando mutuamente, hasta confluir en el desprestigio global del sistema. ¿Creen que se pueden estar llamando delincuentes y ladrones entre sí todos los días y el ciudadano no va a terminar por creer que es verdad y que el sistema los genera?