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OPINIÓN > POR JAIME RODRÍGUEZ ARANA

El 22

   

El 22-M vaya si ha ejercido el derecho a la indignación. De manera clara y contundente. Cerca de dos millones de votos ha sacado el PP al PSOE, que ha visto como feudos que dominaba desde los inicios de la democracia española han ido a parar a sus adversarios. Es verdad que IU ha recogido votos de descontentos del PSOE pero lo que es indudable es que el voto moderado, el voto centrista, en esta ocasión ha apoyado al PP. Ojo, también es cierto que la suma de la abstención, el voto en blanco y el voto nulo prácticamente es la misma, más o menos, que la votación obtenida por los ganadores.

Estas elecciones han supuesto un varapalo en toda regla al PSOE. Las encuestas ya lo pronosticaban. Es verdad. Pero lo que hacía evidente la contundente derrota era la sucesión de medidas injustas y antisociales que han ido castigando a sectores mayoritarios de la sociedad española. La bajada del sueldo a los funcionarios, la congelación y progresiva reducción de las pensiones o los multimillonarios rescates financieros sin consulta al pueblo, han pasado factura, y de qué manera, al presidente del gobierno. Mientras, el desempleo ha seguido creciendo ante la impotencia e incapacidad de un poder ejecutivo noqueado que no es capaz, por utilizar un símil pugilístico, de dar una a derechas, y menos todavía, usando un término de geografía política nunca mejor escrito, de dar una a izquierdas.

Es verdad que las elecciones eran locales y autonómicas. Pero todos sabemos que eran unas elecciones especiales. Unas elecciones en las que se cruzó el movimiento 15M que, de una u otra manera, han rescatado un derecho fundamental sorprendentemente olvidado hasta estos días: el derecho a la indignación, que es derivación de la libertad de expresión y que se ha materializado en las elecciones de forma, clara y contundente. El 22M la indignación se ha canalizado de forma bien patente.

En cualquier caso, hay que reparar con tiempo en los votos de la abstención, en los votos nulos y en los votos en blanco. Su suma es prácticamente igual a la obtenida por el PP. Es decir, hay que tener en cuenta la dimensión del sentido del voto de estos millones de españoles, que probablemente reclaman cambios y reformas profundas en el sistema político y económico.

Las reformas que necesitamos no pueden esperar más. Las que se han puesto en marcha son insuficientes y profundamente antisociales. Hay que reducir considerablemente el gasto público sin acudir a subidas de impuestos generalizadas y progresivas que lo único que hacen es castigar a la mayoría de la población. Y junto a la necesaria eliminación de tanto organismo superfluo, es menester reformar aspectos sustanciales de la vida de los partidos que están en la mente de todos y que harían más creíble el sistema. Además, hay que tomar medidas para evitar la creciente politización de la justicia y para fundar el sistema económico y financiero en parámetros más justos y solidarios.
En mi opinión, el 22-M ha cambiado el escenario totalmente. Al final la gente castiga a quien n gobierna mal. Echar las culpas a la crisis es expresión de inmadurez. Somos los campeones del desempleo y en tal récord algo tendrá que ver los que mandan. Ojalá que unos y otros entiendan lo que representan el 15M y el 22M, dos fechas que han marcado, de forma tan esperanzadora como contundente , el futuro de nuestro país. Ojalá que para bien.

Catedrático de derecho administrativo. jra@udc.es