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EL DARDO > POR LEOPOLDO FERNÁNDEZ

Claridad

   

Coherencia, lealtad, durabilidad y liderazgo ético y moral para estar a la altura de las circunstancias. Justicia con los desfavorecidos y mantenimiento de la cohesión social. Ejemplaridad y transparencia en el desempeño de los cargos y en la lucha contra la corrupción.

Máximo esfuerzo para mejorar el sistema educativo y propiciar la dinamización de la economía y la creación de empleo. Austeridad y reducción de gastos superfluos. Revisión del modelo político-administrativo para hacerlo más eficiente y racional. Cuidado extremo del paisaje y del patrimonio para evitar los malos usos y abusos en el territorio. Facilitar al máximo la participación ciudadana en todas las instituciones para mejorar la calidad de la democracia… La lista de objetivos podría hacerse extensiva a las revisiones del REF y del sistema electoral, el Estatuto de Autonomía, el Plan Energético, etc. Pero bastarían, creo yo, las inicialmente citadas para, si son incluidas entre sus objetivos prioritarios, juzgar la bondad y las intenciones del próximo Gobierno autonómico. Tales metas vendrían a satisfacer buena parte de las demandas de la ciudadanía y del movimiento del 15-M.

Digo una parte porque hay aspectos que requerirían una imposible revisión de condicionantes impuestos a España desde la Unión Europea por nuestras malas prácticas económicas. Sin llegar a los ajustes griegos, resulta inevitable la subida de impuestos, el recorte del Estado del Bienestar, la sostenibilidad de las cuentas públicas, la reforma del sistema financiero, la drástica reducción de la deuda externa e interna, el aumento de la edad de jubilación, la revisión del sistema de pensiones y jubilación, la flexibilización laboral…, todas las medidas recogidas en el llamado Pacto del Euro -que esta misma semana debe ser revisado en sus objetivos para -, objeto de tantas crítica por los heterogéneos miembros de los indignados, pese a que resulta indispensable para asegurar el futuro.

El nuevo Ejecutivo canario debe hacer frente a durísimos retos para poner orden en la casa propia y apuntalar la del Estado que compartimos. Hay que explicárselo a la gente, a los descontentos, a los regeneracionistas, a los indignados que salen a la calle para llenar el escandaloso vacío que dejan los sindicatos.

El movimiento mostró este fin de semana su cara más pacífica, pero también dejó ver una vena política radical, anticapitalista y de izquierdas. No parece ya lo apolítico que dijo si va en busca de una huelga general con demagogia y falta de realismo. Ojalá se aclare y no constituya un problema para el Gobierno canario, para el candidato Rubalcaba y para el PP si gana las elecciones generales.