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AVISOS POLÍTICOS > POR JUAN HERNÁNDEZ BRAVO DE LAGUNA

La irresistible ascensión de PR

   

Una de las cosas más sorprendentes de la política es comprobar cómo sus protagonistas se llegan a creer sus propias mentiras. Aunque se trata de un mundo en el que casi todas las tropelías están inventadas ya, nada hay más impactante que descubrir a un político asumiendo el discurso engañoso de su partido, las fabulaciones contadas a los medios de comunicación para ocultar sus verdaderas intenciones, sus consignas para consumo interno y las frases hechas que pretenden embobar aún más a sus seguidores estultos, fanatizados sin criterio y fanáticos varios, para los que todo lo que haga el partido, sea lo que sea, está bien. Una vez que Rodríguez Zapatero reconoció que su impresentable trayectoria gubernamental le había convertido también en impresentable como candidato en las próximas elecciones generales, se anunció que serían los militantes socialistas los que elegirían a su candidato en unas elecciones primarias, a las que podrían concurrir todos aquellos que consiguieran los avales estatutariamente necesarios. Nada menos que unas elecciones primarias, que tantos confunden con las listas electorales abiertas.

A la vista de lo que había sucedido hace poco en Madrid con Trinidad Jiménez, y de la lejana, y no menos traumática, experiencia de Josep Borrell, estaba claro que el anuncio de las primarias se podía interpretar como una mera -y burda- maniobra de distracción que escondía una estrategia oculta. A pesar de ello, Carme Chacón, nuestra flamante ministra de Defensa, se lo toma en serio, se cree que va a producirse una competencia de verdad en el seno del aparato socialista, y no se le ocurre otra cosa que convocar una rueda de prensa y hacer pública su presentación a las supuestas primarias. Quizás pensó que el ultra-feminismo radical de su jefe jugaría en su favor; quizás interpretó mal alguna señal o algún guiño del entorno presidencial. Lo cierto es que no tardaron en obligarla a rectificar: dos días más tarde, con expresión seria y compungida, y semblante al borde de las lágrimas, informaba de su retirada en otra rueda de prensa, con los absurdos e increíbles argumentos de que su participación en las primarias cuestionaba la autoridad del Presidente del Gobierno, dividía al partido y desestabilizaba al propio Ejecutivo.

Los dos primeros argumentos simplemente no son de recibo. Rodríguez Zapatero no solo había aceptado las primarias, sino que, además, las había defendido como el mejor método para elegir al candidato socialista, por lo que no se entiende que su autoridad se pudiera ver comprometida por la presentación de una aspirante a candidata. En cuanto a la división del partido, las elecciones primarias consisten precisamente en que el partido se divide en torno a dos o varios aspirantes, para luego recomponer su unidad detrás del vencedor. Ocurre también en los Congresos que eligen a las directivas partidistas. Lo de la desestabilización del Gobierno es un insulto a la inteligencia, a no ser que traduzcamos Gobierno por Alfredo Pérez Rubalcaba, y aceptemos que lo que quería decir la frustrada aspirante a candidata es que su concurrencia electoral desestabilizaba al vicepresidente primero y sus planes de control absoluto del Gobierno y del partido.

En efecto; a través del control de las negociaciones con el terrorismo etarra y su entorno, de su manipulación política de la policía y la Guardia Civil, de la ocupación por sus peones de puestos claves del Estado, y de su influencia -intervención implacable- en jueces y tribunales, en especial en el Tribunal Constitucional, Pérez Rubalcaba ha conseguido monopolizar el poder en los dos ámbitos, el gubernamental y el partidista, y convertir al Presidente del Gobierno en una anécdota amortizable y amortizada a plazo fijo. En el pasado reciente mantuvo una lucha despiadada con su predecesora en la vicepresidencia primera del Gobierno, a la que logró desplazar en la última crisis ministerial enviándola a un cómodo y muy bien retribuido retiro en el Consejo de Estado. La gente de María Teresa Fernández de la Vega ha sido también sistemáticamente eliminada. Y, a partir de ahí, la candidatura socialista en las próximas elecciones generales estaba más que decidida. Es increíble que una integrante del Gobierno y dirigente destacada del partido no lo supiera y comprometiera su imagen en la patraña de las primarias.

Otra de las cosas que aún sorprenden de la política es el descaro de sus protagonistas a la hora de rectificar y defender hoy justamente lo contrario de lo que defendieron ayer. Uno de los mantras socialistas de obligada repetición en los últimos años ha sido la crítica a la designación autocrática de Rajoy por Aznar; una crítica justificada y razonable en la que también hemos participado porque esa designación no parece muy defendible en una sociedad democrática e, incluso, en términos estéticos. Pues bien, en contra de todo lo proclamado antes, Rodríguez Zapatero designa ahora a Pérez Rubalcaba y convoca un Consejo Federal de aliño para que se limite a ratificar a la búlgara lo que estaba decidido de antemano. Lo mismo que hizo Aznar en su día, cuando convocó el Comité Ejecutivo y la Junta Directiva Nacional del partido para que ratificaran obedientemente su ya anunciada designación. Por cierto, que la auténtica noticia de ese Consejo Federal estuvo en la cara de Carme Chacón, que, encima, estaba sentada al lado de su verdugo.

En puridad, la designación de Pérez Rubalcaba ha sido todavía menos presentable que la de Rajoy porque ha sido una designación impuesta por él mismo, una autodesignación. La lógica y sensata propuesta de Patxi López de celebrar un Congreso Extraordinario del partido como consecuencia de los pésimos resultados electorales ha quedado en el anuncio de una próxima conferencia política que redefina el proyecto socialista, es decir, ha quedado en nada. Igual que las anunciadas primarias, que han devenido en una farsa con un único candidato creíble.

El vicepresidente primero controla el partido sin oposición alguna, lo que, desde luego, no era el caso de Rajoy cuando fue designado y ni siquiera lo es ahora. Rodríguez Zapatero va a agotar la legislatura confiando en que Pérez Rubalcaba no interrumpa su irresistible ascensión y remonte en los nueve meses que le quedan. Es una gestación problemática, aunque Rajoy sigue siendo un candidato débil y poco fiable. De él depende que la ascensión de Alfredo PR se convierta en resistible.