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Una semana decisiva

   

La semana que comienza promete ser una de las más interesantes de la reciente historia política del Archipiélago, cuando se tomarán decisiones que, a buen seguro, tendrán consecuencias en los próximos años. En las últimas horas, la tensión es máxima en algunas plazas.  Por ejemplo, cualquier rincón de La Palma es ahora mismo un volcán en erupción. No hay casa, café o plaza en la que no se hable de otra cosa que no sea la política y las cuitas de los partidos por hacerse con la mayoría de gobierno en las instituciones. Los dirigentes de las formaciones se han visto sorprendidos, primero por los resultados electorales y segundo por la dificultad de contener  a su militancia para que entienda y asuma las consignas que decidan los máximos órganos de cada partido, ya sea en el Archipiélago o Madrid. Tanto el presidente de los nacionalistas palmeros, Antonio Castro, como el secretario general de los socialistas de esa isla, Manuel Marcos Pérez, ambos hombres de consenso, con la mano tendida permanentemente, pueden estar viviendo este fin de semana los peores días de su trayectoria política, probablemente.

El primero porque ve amenazado el poder, casi hegemónico, que, antes con la Agrupación Palmera de Independientes, y luego como CC han ejercicido durante al menos quince años, siendo protagonista de buena parte de las grandes obras de infrasestructura, progreso y modernidad de la sociedad insular. No son pocos los afiliados y simpatizantes nacionalistas que rechazan un pacto con los socialistas, como recomiendan Paulino Rivero y José Miguel Pérez, algunos incluso con amenaza de romper su carné.

El segundo porque se ve impotente de contener la presión de la militancia socialista, que no quiere verse en la foto de la mano de CC. En estos momentos, es incapaz de poner orden en sus filas, que se han volcado en cerrar pactos con el PP, igual que puede ocurrir en El Hierro. Es la paradoja de los pactos en cascada. Un acuerdo que, por el interés del país y de las Islas, conviene a Madrid y al Gobierno de Canarias, como parece que están cerrando CC y PSC-PSOE, puede no ser entendido en el ámbito más local, donde las claves son otras y el factor personal pesa mucho más que el ideológico. No son pocos los dirigentes socialistas los que cuestionaron a Gaspar Zarrías hace una semana, porqué intenta trasladar al Archipiélago la lucha peninsular contra el PP. Aquí, le trataban de explicar, la batalla por el poder en muchos municipios no es contra el PP; se libra entre socialistas y nacionalistas. Son precisamente los factores palmero y herreño, más la incertidumbre del CCN, los que podrían trastocar los deseos de CC y PSC de conformar un Gobierno de Canarias estable, sólido para los próximos cuatro años.

Sólo cabe esperar que prevalezca la cordura y el interés ciudadano, ante los importantes retos que nos esperan en los próximos años

Paulino Rivero y José Miguel Pérez han demostrado que, por encima de apetencias personales está el proyecto común de Canarias y tanto ellos dos como los integrantes de ambas delegaciones han puesto todo de su mano para mantener un diálogo sincero, que esperan y desean que fructifique en un Ejecutivo sólido que afronte los importantes retos del Archipiélago (crear empleo, el REF, la reforma laboral, redimensionar la administración, rehabilitar la planta turística, cerrar los convenios de obras, sanidad y educación…). Queda por evaluar en su justa medida el impacto de los terremotos locales en esa relación de confianza mutua.

CC y PSC parecen haber encarrilado importantes plazas como el Cabildo de Tenerife y Santa Cruz, además de Cabildo de Fuerteventura. Sin embargo, en Lanzarote y Gran Canaria, el pacto ha sido CC y PP. Además del caso palmero y la incógnita herreña, en Tenerife ya son media docena los acuerdos PSC-PP y aún están abiertos más frentes hasta el sábado próximo. De estas aguas revueltas un pescador quiere arrendarse todas las ganancias: José Manuel Soria. Tiene 21 diputados y le hacen falta otros 10 para los 31. En sus cábalas cuenta con sumar a los descontentos (Antonio Castro le ha advertido que el voto palmero no fragmentará CC), y los tres diputados de Román Rodríguez. Sólo cabe esperar que prevalezca la cordura ante los importantes y duros retos de los próximos años. Y que no  olviden a los indignados del 15M.