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LA COLUMNA > POR MANUEL IGLESIAS

Como nos faltaban tonterías…

   

El mundo de la tontería política se ha enriquecido con una nueva perla del presidente del Centro Canario Nacionalista, Ignacio González Santiago, que parece tener el síndrome de vivir en una realidad diferente a la de los demás y en la que todo vale.

La última joya ha sido la de proponer que Coalición Canaria, fuerza a la que está asociada el CCN, y ambos con un acuerdo con el PSOE en el Gobierno regional, en las próximas elecciones forme una coalición con el Partido Popular para acudir juntos en esos comicios.

El supuesto resultado es que, según el señor González, así obtendrían más diputados nacionales, se entiende que a costa del PSOE, porque es el único que los tiene además de CC y PP, futuros coaligados hipotéticos en esa idea, y que así podrían obtener escaños suficientes para tener un grupo parlamentario.

Propuesta de este tipo llevan a la consideración de cómo algunos políticos se manejan con el concepto de que no hay necesidad de rigor intelectual ni coherencia en los comportamientos y que todo vale. No es lo mismo plantearse el que el Gobierno en Canarias tenga unos colores aquí y, en Madrid, unos consensos, de acuerdo a las circunstancias y posibilidades nacionales, a formar coaliciones electorales que se mostraría sin respeto al electorado, que, por lo visto, según el señor González, vota cualquier cosa que se le presenta por sus “líderes”.

Se dice que dos no pelean si uno no quiere y, parafraseando, se podría señalar que dos no se casan si uno no está de acuerdo. Aquí sería el PP el disidente. Seguramente habrá visto con sorpresa esta propuesta, que si diera al conjunto algún escaño más, se supone que los nacionalistas lo querían para sí y formar su grupo, porque no es razonable entender que el CCN haga sugerencias de esta guisa solo para que sea el PP el que logre más diputados.

Realmente, no se acaba de ver bien qué ventaja sacaría de esta pirueta electoral el PP, precisamente en el momento en que se sitúa en la cresta de la ola nacional y no parece estar necesitado de compromisos que le generen ataduras distintas a sus propios fines. Ni como lo presentaría al resto del partido.

Estas propuestas sin rigor son las que en cierta manera dan contenido a la protesta de los indignados cuando hablan de una democracia imperfecta en la que algunos prostituyen sus votos y que “no los representan”. No parece que los votantes de las fuerzas nacionalistas, a poco más de dos meses de haber acudido a las urnas, se sientan representados con esas ideas de pactos a un lado y al otro, sin una línea de pensamiento político firme, con sus riegos y beneficios , en las defensas de unas ideas y posiciones que deberían ser claras.

Son ofertas que buscan titulares de prensa. Pero que lo que consiguen es el mayor descrédito ante unos ciudadanos cada vez más cansado de estas tonterías sin fruto.