X
moción de censura >

El Hierro contiene la respiración ante el día de la moción de censura

   

DOMINGO NEGRÍN | VALVERDE

El Hierro contenía ayer la respiración a la espera de acontecimientos. Lo que al principio estaba claro y después se vio envuelto en la confusión es una incógnita que se resolverá esta mañana, durante el pleno convocado para debatir la moción de censura presentada por los cinco consejeros del PSOE -con el rechazo de la ejecutiva regional- y los dos del PP contra la presidenta de la institución insular, Belén Allende, de AHI-CC. Las acciones disciplinarias adoptadas por los órganos federales para pararles los pies a Alpidio Armas y a sus compañeros del partido no han sido suficientes para suspender la sesión de hoy. No obstante, cabe la posibilidad de que esta se interrumpa una vez empezada. Para ello, los servicios jurídicos trabajaban contrarreloj. Expectante y presta a defender con firmeza “los derechos que consagra la democracia” frente a cualquier “atropello”, Allende se encontraba enfrascada en el despacho preparando su estrategia. “Lo afronto con ilusión y serenidad”, declaró por teléfono en la víspera del día decisivo.

En un edificio contiguo, en el local del PP, los firmantes del pacto velaban armas. “Confío absolutamente en que mañana seré elegido presidente del Cabildo”, manifestó a DIARIO DE AVISOS el secretario general del PSOE en El Hierro, Alpidio Armas, expulsado provisionalmente al igual que otros dos consejeros. Anoche, Alpidio Armas no contemplaba otro escenario. “Hasta el último afiliado está convencido de que esta es la única manera de cambiar la realidad insular”, remachó. Aunque, en los mentideros políticos, la tensión se cortaba con un cuchillo de mantequilla, en las calles de Valverde reinaba la tranquilidad e incluso, la indiferencia le ganaba la partida a la crispación. “¡Que se peleen entre ellos si quieren y nos dejen en paz a los demás!”, se quejaba amargamente el conductor de una furgoneta que amablemente se interesó por la suerte del enviado especial de este periódico. “¡Me da lo mismo, si al final hacen lo que les apetezca!”, exclamó mientras continuaba su marcha.“Mañana se va a armar”, bromeó una joven en alusión al primer apellido del futurible presidente del Cabildo herreño.

“Yo lo que sé es que por culpa de eso tendré que venir”, dijo con resignación la camarera de un bar restaurante próximo a la sede de la Corporación. Guiado por sus consejos, el redactor les trasladó la pregunta a “los viejos que se sientan en los bancos de ahí fuera”, y a los que no les faltaban ganas de hablar. “Que pongan a otro”, opinó uno de los jubilados. “Si Tomás Padrón es el que manda, que dé la cara”, apuntó un interlocutor. Pese a todo, hay vida en El Hierro.