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Crash > Randolph Revoredo

   

La pieza que disparó el Gran Pánico del 2008, como nos gusta llamarlo, ahora es conmemorado como metáfora. “Grecia sería el Lehman Brothers de Europa” desencadenando el caos y destrucción financiera. Un Momento Lehman. En estos días se da por cierto el impago de deuda griega. Los precios de ciertos instrumentos financieros apuntan a un 90% de probabilidad de tal evento. Decir esto y lo anterior es una contradicción.

Nos viene a la mente un libro Beyond Mechanical Markets (2011), Roman Frydman y Michael Goldberg en el que hacen ver que hay dos clases de riesgos muy distintos: los conocidos y los desconocidos. Y tal como a nosotros siempre nos ha parecido lógico estos autores sostienen que solamente es posible aplicar modelos predictivos a los riesgos conocidos. Los modelos -siempre imperfectos- estiman probabilidades de ocurrencia.

Por contraste, de los riesgos descononocidos nada se puede decir (aunque existan e impacten cada vez que quieran los dioses). De los riesgos conocidos es posible comprar protección: comprar un seguro de vida, de accidentes, de impago. El riesgo no modelable es harina de otro costal. Es el que genera y destruye fortunas, imperios y forja nuevas estructuras de poder; hace al pobre rico y rico pobre, débil al poderoso y altera el orden de las cosas, en lo imperceptiblemente local o en lo mundial (como el caso de Lehman). Es revolucionario. Schumpeter gustaba decir que “el beneficio viene del cambio”, de aquello que el mercado no esperaba y no ha podido asignarle un precio.

La quiebra de Grecia, tal como se quiere vender, es una verdad a medias. Es un riesgo, con posibles ramificaciones (contagio, separación del euro, colapso del sistema financiero europeo…) pero no es, en absoluto, un momento Lehman.

Lehman Brothers quebró y cogió por sorpresa a todo el sector financiero; nadie esperaba que se le iba a dejar caer. Actuó como todo riesgo desconocido que emerge, arruinando y enriqueciendo, aniquilando expectativas, sembrando el pánico en todas partes. La economía mundial se paralizó unos días. Todo estaba en duda. Un momento cósmico cartesiano.

La quiebra de Grecia, a diferencia de la caída de Lehman, no coge por sorpresa a nadie. Las ramificaciones ya están presentes en los modelos de cuantificación de riesgos de los grandes fondos de pensiones, bancos y correspondientes áreas en la administración pública (por más falibles que sean). No hay tal momento Lehman en este escenario; lo que pasa es que emociones primarias por una parte y cierta intuición llena de titulares por otra, amplifica la realidad sobrestimándolo todo.

El verdadero riesgo no radica en que, de los escenarios que ya están sobre el tablero, se materialice A o B. La cuestión realmente de fondo y en donde observamos poco esfuerzo en separar el trigo de la paja es que en la actual situación de tensión y riesgo real (pero medible) la economía mundial es especialmente vulnerable a la aparición de un nuevo evento imprevisible y -allí sí- generar una cadena totalmente devastadora-.

Más que Grecia impague o no; es encontrarse con que -encima- la abuela ha parido. Que nos toque recibir un nuevo regalito de los dioses del Olimpo, algo inesperado. Justo ahora.

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