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CÁMARA ALTA > POR ANTONIO ALARCÓ

Recortes sanitarios > Antonio Alarcó

   

Ha firmado José Luis Rodríguez Zapatero el decreto de convocatoria de elecciones generales para el próximo 20 de noviembre, una cita con las urnas que debió producirse mucho antes y que prolonga innecesariamente la agonía del peor Gobierno que ha tenido España -no por ser socialista sino por zapaterista-, y seguramente el que peor se ha comportado con Canarias. Mejor nos hubiera ido si CC hubiera hecho causa común con el Partido Popular para reclamar a Zapatero la cobertura de necesidades más acuciantes para los canarios que la delimitación de las aguas canarias, por ejemplo.

Permitan que me refiera a la deuda sanitaria, ya que el Gobierno de Canarias ha despertado de su letargo y, en sede parlamentaria, recordó estos días que el déficit del Ministerio de Sanidad con las Islas es de 1.423 millones de euros. Tenemos un sistema público de salud puntero en materia de investigación, con ratios de calidad a la altura de cualquier país de la Unión Europea y excelentes profesionales que precisan para su sostenimiento de diálogo, grandes consensos y de la introducción del reconocimiento personal por la labor bien hecha.

El aumento del déficit público, al cual contribuyó Zapatero de forma evidente e irracional, obliga a todos los sectores a priorizar, pero la preservación de la calidad de un servicio esencial en tiempos de escasez como los actuales ha de quedar asegurada.

Cierto es, y los ciudadanos son los primeros en comprenderlo, que no puede haber de todo para todos durante todo el tiempo, pero también lo es que debemos mejorar la gestión de lo que tenemos. Necesitamos una cartera de servicios universal para todos los españoles, pactada y consensuada con profesionales, colegios profesionales y pacientes.
Es verdad que una vida no tiene precio, pero la sanidad tiene un coste y su presupuesto es limitado. De hecho, en Canarias sería posible ahorrar recursos sin tener que tocar los fondos destinados a educación o sanidad, que el propio Rivero dijo que estaban salvaguardados y no sufrirían recortes. Recomendamos modestamente no hacer política con la sanidad, sino política sanitaria, y no crear expectativas que luego generan frustraciones. Hay que decir siempre la verdad, y transmitir que las reformas no significan recortes, y que toda política fiscal ha de llevar pareja una política social.

Aquella afirmación de Rivero no era cierta, como quedó demostrado con el cierre de centenares de camas hospitalarias en las Islas, y con la instrucción dada por la Consejería de Sanidad de paralizar las contrataciones y, con ello, de suplir vacantes. Sumamos a todo ello la decisión del mismo departamento de suprimir la actividad de tarde en los hospitales del Servicio Canario de Salud.

Errónea opción la tomada por el Ejecutivo autonómico, que en su día renunció a reclamar a Zapatero esos 1.423 millones que tanto echamos en falta ahora, pues se resiente la calidad de la prestación, ya que el servicio de tarde era parte del plan de choque contra las listas de espera que propuso en su día el PP. Pero es que también limitamos la actividad docente e investigadora, y se resiente la formación de nuestros futuros profesionales (médicos residentes). La Sanidad del siglo XXI debe ser personalizada y cercana al ciudadano, con una mejor relación médico-paciente, en la que sea posible elegir el facultativo que queremos que nos trate, con más y mejor información, y la resolución de retos pendientes como las historias clínicas telemáticas y la receta electrónica.

El PSOE, con el apoyo de CC, ha ignorado el grave problema del déficit del Sistema Nacional de Salud, que alcanza los 15.000 millones de euros. Profesionales y pacientes no han de pagar los costes de la mala gestión de la sanidad española, uno de los pilares del estado del bienestar junto a la educación y las pensiones, al que, recordemos, sólo accede un 20% de la población mundial.

Como miembro del Partido Popular, por también como profesional de la Sanidad, les hago extensivo nuestro deseo de trabajar por una sanidad pública universal donde se usen los recursos públicos y concertados con un sistema de acreditación adecuado por el bien de lo único que nos debe de mover, que es la salud de los ciudadanos.

Antonio Alarcó es Portavoz del Grupo Popular en el Cabildo de Tenerife y senador por la Isla