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Delirios de una vida en sociedad

   

Usuarios de la Unidad de Ofra, en una de las actividades en la naturaleza. / DA

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

Un paseo por el monte, un baño en la playa, ir al teatro o una simple partida de ajedrez en compañía son actividades que la mayoría de las personas no valoramos lo suficiente, pero que para otras, pueden convertirse en la esperanza de una vida con calidad. Los usuarios con enfermedad mental grave de las zonas de Ofra y Añaza, pueden formar parte de las terapias de inserción comunitarias que dirige la psiquiatra Lina Tost, en la Unidad de Salud Mental de Ofra. Se trata del único centro de Canarias con esta metodologías que combina el necesario tratamiento con fármacos, con otras actividades destinadas a la inserción y la autonomía de las personas con alguno de estos trastornos. “El rechazo y la soledad a la que son abocadas estas personas por padecer algún trastorno severo como esquizofrenia, puede llegar a ser peores que la propia enfermedad, y el sufrimiento por el estigma social es mucho mayor”, explica la doctora.

En la Unidad Mental se atiende a alrededor de 500 pacientes, aunque Lina lamenta que, a pesar de ser un servicio sólo destinado a quienes presentan algún trastorno grave, de tipo crónico, muchos de los que acuden no necesitan esta atención. “Esto resta tiempo y los recursos escasos con los que contamos para atender a la población que más lo necesita”.

Algún familiar es quien da el paso de llevar a la persona enferma a la unidad, o es derivada directamente de su médico de Familia. Un equipo formado por psiquiatras, psicólogos, enfermeros y auxiliares acogen al paciente y a algunos de ellos, se les elabora un plan individualizado, dependiendo de las características de la enfermedad. “Muchos usuarios rehúsan participar en el programa de inserción y es un proceso arduo vencer la resistencia, el miedo o simplemente la pereza o la desesperanza”, asegura la doctora. Uno de los primeros objetivos es que el paciente sea consciente de que debe cumplir un tratamiento y que el cuidado físico es importante. Es común cierto grado de dejadez personal en aquellos pacientes con enfermedad mental, ya que además, hasta hace poco, ni siquiera se le prestaba atención a este aspecto de la salud por parte de los profesionales médicos.

El sedentarismo, la mala o excesiva alimentación o adicciones como el tabaco y el alcohol, tiene como consecuencia un deterioro mayor del paciente y otras enfermedades asociadas.

Mantener la mente ejercitada, adquirir hábitos saludables en cuanto a la alimentación y hacer ejercicio físico son algunas de las iniciativas que se llevan a cabo en el centro. Un seguimiento por parte de profesionales y un tratamiento adecuado bastan para que estas personas tengan una vida normal en sociedad. Los pacientes aprenden así a marcarse pequeños retos, a compartir el esfuerzo con sus compañeros y disfrutar de las actividades al aire libre.

El objetivo final es que tomen ellos la iniciativa y salgan de la espiral de miedo y autoestigma que les hace muchas veces recluirse y dejar de vivir. “Hay que conseguir que caigan en el olvido los tiempos en los que se apartaba a las personas con ‘la enfermedad del pensamiento’ del resto”, sostiene Tost. El delirio o la psicosis que se desencadenan en el cerebro de las personas con un trastorno mental grave evoluciona del mismo modo que la sociedad.

Así, digamos que los delirios más comunes en los años 70 u 80 versaban sobre extraterrestres y ovnis o bien se sentían aludidos por la Virgen o por Dios, hoy tienen más que ver con las redes sociales.

“Es común que piensen, al abrir un foro de Internet que de lo que se está hablando es de ellos, por ejemplo”, comenta la psiquiatra.

El paciente tiene apego a su delirio. Se trata de dar sentido a la existencia del sujeto psicótico, “la esquizofrenia de peor pronóstico es la que no tiene delirios, porque si no se puede elaborar un delirio, la respuesta es la perplejidad, el paciente se atemoriza y el sufrimiento es mayor. El delirio es una coraza que te permite desenvolverte frente al mundo”, remarca Lina Tost.