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San Martín: castaña y barril > Benito Cabrera

   

Cada 11 de noviembre se celebra la festividad de San Martín de Tours. En diversos países, como Holanda, los niños hacen de este día su oportunidad para efectuar un recorrido de casa en casa portando unos farolitos de papel, similares a los que se siguen utilizando en Canarias en determinadas fiestas, con el genérico nombre de La Pandorga.

En Canarias, San Martín no tuvo tanto predicamento como San Andrés, bajo cuya advocación se abren las bodegas y se corren las tablas de Icod. Pero sí que significó una fecha clave en La Palma, para activar el simbolismo del tránsito entre las sombras del año que termina y el renacimiento solar con la llegada del invierno, en ese exorcismo popular que siempre trae consigo la apertura de las bodegas y la relajación de las normas sociales ante las propiedades narcóticas del alcohol.

Isaac Viera (Costumbres Canarias, 1916), nos cuenta cómo se celebraba la noche de San Martín en esta isla, explicando cómo el vino era capaz de desinhibir a las más castas damiselas, en lo que -por otra parte- es una alusión al género de malagueñas rondeñas, que se interpretaba en las parrandas: “Gentiles señoritas, de oído detestable (…) en la noche de San Martín, inspiradas por los vapores del tintillo, gritan hasta enronquecer en isas y rondeñas (…)”.

Termina Viera su artículo con una copla recogida en Los Llanos de Aridane, oída -según relata- a unos jóvenes que la entonaban la noche de San Martín: Y se ven guiños de ojos / de sanas, tuertas y mancas / y descomunales trancas / de sanos, tuertos y cojos. También la cronista Victoria Hernández, que ha estudiado esta fiesta en su isla, nos ofrece una vieja copla entonada por los niños en este día: Saran Martín /tirín tintín /fuego a la castaña /y mano al barril.