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ELECCIONES 20-N > LA VOZ DE LA CALLE

Un paseo por la Recova

   

Elfidio, con camisa blanca, posa con unos amigos en un bar de la Recova de Santa Cruz. / JAVIER GANIVET

DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife

Los paseos de políticos por plazas y mercados son habituales en las campañas electorales. Puede que algunos candidatos que ahora piden el voto no se acuerden de todas las caras, pero tanto los comerciantes como los consumidores y los viandantes no se olvidan de la “jeta” de muchos de ellos, que “solo aparecen por aquí cuando necesitan nuestras papeletas”, profieren en la Recova de Santa Cruz de Tenerife.

En una mañana tranquila, los reporteros de este periódico (redactor y fotógrafo) consiguen el primer testimonio después de no pocos intentos. No les resulta sencillo el encargo de grabar la voz de la calle sobre las elecciones del 20 de noviembre.

“Como esta gente no se ponga las pilas para ayudar al pueblo, vamos muy mal”, se arranca el frutero Jesús. “Espero un cambio, que la cosa mejore. No digo que volvamos a como estábamos antes de la crisis, que vivíamos en las nubes. Lo que deseo es que pronto salgamos de esta tormenta. Hace falta que se reactive el empleo”.

Andrés está jubilado. “A ver si cambia un poco esto. Tiene que pasar algo. La situación se ha vuelto insoportable”. Casi toda su vida trabajó en el sector de la construcción. “Ni mis nietos verán la época anterior al estallido de la burbuja”, dice Andrés mientras extiende las manos y encoge los hombros.

Gloria, estudiante de Derecho, no encuentra alicientes para acudir a las urnas. “Cada uno defiende su postura de la manera que crea más conveniente, eso está claro. Sin embargo, yo oigo muchas opiniones pero veo pocas soluciones”.

Entenderá que, si hay algún partido que se comprometa “en serio” a meter las tijeras en las barbas de los más pudientes, se pensará ir a votar. “Que no recorten siempre en educación y sanidad”, clama.

Yésica, quiromasajista, reclama que los gobernantes se dediquen a hacer algo más, porque “no están haciendo nada”. Lo principal que haría ella sería dar menos subvenciones y entregar las herramientas a la gente para que encauce sus iniciativas. “A un barrendero que le proporcionen una escoba. Lo que me parece que carece de sentido es que le den dinero para que se lo gaste en tonterías”.

Yésica observa que uno de los problemas es que muchas personas no saben qué camino coger. “Hay que empezar por administrar la propia casa antes de dirigir un país”, sentencia.

La florera Siona no le echa toda la culpa a Zapatero: “El que está ahora no ha estado mal tampoco. No podemos quejarnos, pero es bueno que haya un cambio, a ver cómo va a funcionar esto. La cosa está flojita. Se nota mucho, está muy mal”.

El arreglo está “en manos del pueblo”, añade. “Tenemos que estar animosos y luchar. Todos ofrecen, lo que ocurre es que tampoco pueden solucionar de la noche a la mañana lo que nosotros queremos. Quedan muchos rastros de atrás. El que viene deberá reponer lo que ha dejado el que se va. Tenemos que arrimar todos el hombro. El cambio lo hace el mismo país; porque, si todos decimos que esto está caído, está caído, y hay que levantarlo. Necesitamos confianza y mucha fe”.

En los puestos del exterior, la cámara espanta a la clientela. “A mí no me saques, que me ve mi mujer”, bromean los menos valientes. Algunos aceptan posar en el bar, aunque solo el pensionista Elfidio habla del 20-N: “Nos solicitan el voto y después nos ignorar. Para ellos somos un cero a la izquierda. Si no se produce un giro de 180 grados, ni te cuento… Vamos a la deriva”.

Elfidio resume el sentir de la mayoría cuando afirma que “los que controlan la nación deben tener la cabeza bien sentada”.