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Suma dos meses de espera para ser operada de un cálculo biliar

   

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

El calvario de María -nombre ficticio dado para preservar su intimidad- comenzó hace casi dos meses. El 12 de octubre, según relata su marido a este periódico, unos intensos dolores en el estómago, que irradiaban hacia la zona del esternón, unidos a continuos vómitos, la llevaron a Urgencias del Hospital Universitario de Canarias (HUC), donde le diagnosticaron una “pancreatitis aguda de origen biliar”.

A partir de ahí, y lejos de mejorar, su estado empeoró con el paso de las semanas. Primero, en el propio hospital, cogió una infección en las vías respiratorias que le afectó al oído, propiciada por su bajo estado de defensas. “Tras darle el alta el 31 de octubre, el 11 de noviembre volvimos al hospital, porque cada vez estaba peor, pero le mandaron unos antibióticos y nos mandaron de nuevo para casa”, explica su esposo, Luis, quien asegura que María ha perdido cerca de 20 kilos y apenas ha comido nada en el último mes y medio.

Tras la pancreatitis biliar, el siguiente estadio fue una colelitiasis (cálculo en la vesícula). “El día 26 de noviembre teníamos cita con el cirujano, para preparar la operación, pero cuatro días antes no aguantó más y tuvo que ingresar de urgencia con un cuadro de insuficiencia renal”, agrega Enrique, que reconoce que trabajadores del hospital le han confesado que “lograr un quirófano es como si se tocara la lotería”. “Médicos que conocemos nos han dicho que puede perder el páncreas, los riñones o algo peor”, incide el marido de María, que sigue sin entender “cómo no la han operado aún, a pesar de que le diagnosticaron el cálculo biliar hace dos meses”.

En la misma línea se manifiesta un especialista conocedor del caso consultado por el DIARIO DE AVISOS , quien deja claro que “se trata de un caso que era operable desde el primer día”. De hecho, agrega, “tuvieron que hacerle una diuresis de urgencia para evitar el fallo renal”. El facultativo considera que el motivo de la demora, más allá del criterio médico, radica en “la supresión de las operaciones de tarde en el hospital”, lo que, según él, “provocará un aumento en las listas de espera en especialistas e intervenciones”.

María, por su parte, aguarda pacientemente en el HUC, donde en los últimos días ha experimentado una leve mejoría. Hace tres días salió de la UCI y ha empezado a ingerir alimentos, lo que posiblemente provocará que en breve le vuelvan a dar el alta, algo que tanto ella como su marido pretenden evitar a toda cosa. Hasta el punto de señalar que se encadenará a la cama si es preciso. “O salgo operada, o no me muevo de aquí”, denota.

En la orilla opuesta, desde el Hospital Universitario no quieren entrar a valorar el caso, porque manifiestan que “el grado de urgencia y la conveniencia de una operación lo determina el criterio de cada médico”.

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Suspensión total

La Gerencia del Hospital Universitario de Canarias (HUC) comunicó a finales de septiembre a los jefes de servicio de Cirugía la suspensión total, durante lo que resta de año, de las operaciones que se llevaban a cabo por la tarde en el centro, como parte del programa puesto en marcha hace unos años por la Consejería de Sanidad para reducir las listas de espera.

Según los sindicatos, esta medida incrementará las referidas listas de espera en unas 1.800 personas entre octubre y enero, ya que hasta la fecha se venían realizando una media de 600 intervenciones al mes dentro del programa de tarde. No en vano, entre los meses de enero y julio se realizaron en el centro hospitalario alrededor de 700 consultas, operaciones o pruebas diagnósticas por la tarde, cifra que disminuyó entre julio y septiembre hasta las 400, debido al cierre de los quirófanos de Cirugía Mayor Ambulatoria.

En este sentido, el delegado del Sindicato Médico en el HUC, el doctor José Manuel González Posada alertó hace unos días de que la medida adoptada por Sanidad está provocando que, al mes, cerca de 70 personas se queden sin ser intervenidas en el hospital, lo que unido a otras acciones motivadas por los recortes provocará un “empeoramiento de la salud de los pacientes, porque la asistencia será insuficiente”.

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